Asturiana de Zinc exporta su tecnología

Hoy en día es difícil encontrar un periódico donde no se hable de innovación e internacionalización de las empresas. Parece el futuro, pero en algunos casos es parte del pasado que permite entender el presente.

Hace cincuenta años el entonces consejero delegado y director general de Asturiana de Zinc (AZSA), Francisco Javier Sitges Menéndez, recibía la visita del belga Gerard Delruelle, de la Sociedad Prayons, encabezando una delegación interesada en lograr una licencia de la patente con la que AZSA producía zinc. Ésta lograba un rendimiento entre el 95 y el 96% cuando las otras tecnologías sólo alcanzaban el 88%. Aunque no trascendían los datos del acuerdo, la empresa castrillonense firmaba la licencia para el uso de una tecnología que, ya entonces, se utilizaba en fábricas de Bélgica, Canadá, Holanda y Alemania, además de la planta de San Juan de Nieva.

Posteriormente, la empresa nunca dejó de conceder nuevas licencias, que representan una parte importante de sus ingresos.

Detrás de esta patente se encontraban el técnico Vicente Arregui y Francisco Javier Sitges Menéndez, que aportó sus conocimientos como doctor en Química para lograr un sistema que, como la fórmula de la Coca-Cola, ha garantizado un éxito mundial.

Y es que Avilés, y Asturias, le deben mucho a Francisco Javier Sitges Menéndez. Sus raíces familiares lo vinculan a la Real Compañía de Arnao, donde nació en 1929. Cuando se creó Asturiana de Zinc fue su primer director, ocupando los máximos cargos de responsabilidad.

Bajo su presidencia, Asturiana de Zinc realizó sus grandes ampliaciones y se reabrió la mina de Reocín, casi un empeño personal del empresario. La crisis de Banesto, accionistas de referencia en AZSA, y su compra por el Santander provocaron que en octubre de 1994 cesase en su responsabilidades, en medio de agrias polémicas que quedaron en nada.

También tuvo tiempo para fundar MEFASA (Mecanizaciones y Fabricaciones), que durante un tiempo construyó yates de lujo, algunos con diseño suyo, y donde reflejó su afición por la mar.

Ocupó cargos de responsabilidades como la presidencia de la entonces conocida como Junta de Obras del Puerto (la actual Autoridad Portuaria) y la Cámara de Comercio de Avilés que, posteriormente, le concedió la medalla de oro.

Fue el único reconocimiento público de la comarca a un empresario discreto, del que sus colaboradores destacan su cercanía y humanidad y que sentó las bases para el éxito actual de Asturiana de Zinc.