Los avilesinos que ganaron la liga (I)
El Sevilla logró en 1946 su único título de campeón de Primera con Guillermo Campanal en el equipo
Alberto Rendueles
Avilés
Lunes, 20 de octubre 2025, 00:15
En el mes de marzo de 1946 el Sevilla conseguía el único título de campeón de Liga de Primera División que tiene hasta el momento. Era una temporada especial, la 45-46, por cuanto en ella se retiraba toda una leyenda del club andaluz, el avilesino Guillermo Campanal tras diecisiete años vistiendo la elástica blanca del cuadro andaluz. Y que mejor colofón que logrando el éxito que le faltaban, el de mejor equipo de una campaña en la que fue justo vencedor. Campanal I disputó sólo cuatro partidos, al tener ya mermadas sus facultades físicas, pero aún así mostró sus destellos goleadores con dos tantos.
El primero de sus compromisos personales de esta temporada tuvo lugar en Castellón, en la tercera jornada. Aquel 7 de octubre de 1945 el Sevilla empataba a dos tantos en tierras levantinas y Guillermo Campanal lograba uno de los goles hispalenses. Lo mismo sucedió en Chamartín el 27 de enero de 1946 ante el anfitrión Real Madrid, donde el delantero centro avilesino no volvió a fallar al lograr el tanto andaluz en el empate a un gol final. En las dos siguientes jornadas volvería a figurar Campanal I en el once inicial, aunque no estuvo acertado de cara a la portería rival en la derrota ante el Real Gijón, en El Molinón, y en su despedida liguera en Sevilla ante el Español de Barcelona.
Un equipo, el del Sevilla en el que también jugaba Pedro Eguiluz, que años después, entre 1953 y 1955, fue entrenador en el Real Avilés de sus mejores temporadas deportivas. Aquella campaña 1945-1946 siempre permanecerá en la memoria hispalense al ser la única vez que se llevaba el título de Primera División, tras sumar treinta y seis puntos, uno más que su perseguidor, el Barcelona, y tres sobre el tercer clasificado, el Atlético de Bilbao. Un título que se decidió en la última jornada, en la que precisamente se enfrentaron en el campo catalán de Las Corts los equipos azulgrana y sevillista, con tan solo un punto de ventaja para los segundos. Los campeones hicieron valer el gol inicial de Araujo para mantenerse firmes en su deseo de éxito, que pudieron mantener a pesar del empate final de Bravo.
Cabe mencionar que esa temporada también la disputaron los dos principales equipos asturianos, Real Oviedo y Real Gijón, que finalizaron quinto y noveno, respectivamente en Primera.
Próspera carrera
El colofón deportivo que supuso el título de Liga fue el cierre a una próspera carrera de Guillermo González del Río y García de la Llera, como realmente se llamaba Campanal. Natural de nuestra ciudad, a donde vino al mundo el día 9 de febrero de 1912, formó parte de numerosos equipos infantiles del municipio, hasta alcanzar la formación suplente del Stadium y posteriormente la del Villalegre, con quien jugó el campeonato regional asturiano. Rápidamente el Sporting de Gijón se fijó en su corpulencia, combatividad y olfato de gol para incorporarlo a sus filas en Segunda División, donde se enfrentó a rivales como el Sevilla.
Los dirigentes del conjunto andaluz quedaron prendados con él y pagaron un alto traspaso por su fichaje en 1929. De hecho, había sido el máximo goleador del grupo A de esta segunda categoría nacional. A partir de ese momento se convirtió en el ídolo de la afición sevillista, llegando a ser el principal artífice el primer ascenso a la máxima categoría del fútbol nacional, que tuvo lugar al finalizar la campaña 1933-34.
Precisamente ese verano tuvo lugar la participación de España en el Mundial de Italia, y Guillermo Campanal fue convocado por el seleccionador, logrando ser uno de los poco futbolistas españoles que debutaron con la selección nacional absoluta sin haber debutado aún en la Primera División.
Con el Sevilla también fue campeón de la Copa en dos ocasiones y tiene en su haber el mejor registro goleador de la historia del club, a pesar de las décadas transcurridas tras su retirada. Una entidad con la que seguiría vinculado al ser cuatro temporadas su primer entrenador, concretamente entre los años 1949 y 1953.
Su presencia al frente del cuadro sevillista resultó providencial para que su sobrino Marcelo Campanal se asentara en el primer equipo y diera comienzo así a otra leyenda del fútbol avilesino y nacional. El poderío físico de Campanal II y los consejos de su familiar le llevaron a las cotas internacionales y mantuvo viva la saga durante dos décadas más sobre el terreno de juego y de forma eterna entre los buenos aficionados al mundo del balompié y el deporte en general.