Guilermo González
«Cada vez hay menos mano de obra cualificada y nos cuesta encontrar trabajadores para la hostelería»
Entre la celebración de El Carmen y la Asunción de la Virgen, el próximo 15 de agosto, la hostelería asturiana vive su temporada alta. Es, ... pues momento, de reflexionar con Guillermo González, integrante de la directiva de OTEA y vocal por el epígrafe de hostelería en la Cámara de Comercio de Avilés, de los retos del sector.
–La primera pregunta es obligada, ¿cómo se presenta el verano?
–El verano arranca progresivamente. El momento más fuerte es desde el 15 de julio al 15 de agosto. Las previsiones que se reciben en OTEA de ocupación en hoteles son muy optimistas. La experiencia nos dice que esa actividad siempre se traslada a la calle, al consumo en hostelería. Así que somos optimistas. Otra cosa es que luego sea rentable o no para el sector. Los márgenes cada vez son más estrechos.
–¿Asturias y Avilés ya se encuentran consolidados como destino turístico en España?
–Los datos indican que ya está consolidado. Hace años era una comunidad «graciosa» para el resto de la gente. Estamos en un punto muy primigenio, pero en los próximos diez o veinte años se va a desarrollar e iremos de récord en récord cada verano. Nuestras condiciones climáticas son excelentes, la región gusta. Tenemos una llegada de turistas extranjeros. Tan sólo Gijón espera un millón y pico de visitantes. Todo hace pensar que iremos a un récord.
–Los tres grandes emplazamientos turísticos de la región son Oviedo, Gijón y el Oriente. ¿En qué lugar figura la comarca de Avilés?
–Detrás de ellos, seguro. Somos el cuarto destino; el quinto se desgajas el Oriente en Asturias. Así seguirá una temporada. Para que te hagas una idea. Tengo un proveedor de un producto muy específico para el turista que me dice que yo vendo en un año lo que en Cangas de Onís en una semana.
–Eso es mucha diferencia.
–Históricamente llevan mucho más tiempo de actividad turística que nosotros. Lo digo como un ejemplo. Pero el camino es imparable.
–¿Y qué le falta a la comarca para alcanzar esos niveles?
–Tiempo para terminar de desarrollarlo. Salinas tiene un turismo residencial, casi sin hoteles. Empezamos a tener albergues para el turismo de surf, que es una industria que se está desarrollando en los últimos diez años. Compara Salinas con Ribadesella y se aprecia la diferencia.
–¿El modelo de desarrollo turístico de la comarca es adecuado?
–El mayor obstáculo que tenemos es la división en concejos. Ahora mismo, los hoteles se encuentran en Avilés y la playa en otro municipio. Los intereses locales no siempre coinciden. El fin de semana del Longboard no puede coincidir con actividades en Avilés.
–Pero la diversidad no es mala. No a todo el mundo le gustará el Longboard.
–Sí, sí. La idea es que no coincidan eventos con un mismo perfil, que exista una coordinación. El contar con ayuntamientos diferentes es complejo para la coordinación de algunos servicios.
–¿Por ejemplo?
–Sucede con el transporte público. A partir de las 22:30 no hay transporte público y es un problema tanto para los trabajadores como para el público de otros concejos. La comarca es la gran ciudad que nos alimenta y existen unas lagunas que se deben solucionar.
–¿Y qué piensa de la sucesión de festivales?
–Tiene que haber algún tipo de coordinación, porque corremos el riesgo de dañar al sector. Han evolucionado y ahora llegan con una oferta completa, incluyendo servicios de hostelería. Deberían tener las mismas reglas que nosotros porque, de lo contrario, competimos en desigualdad. Nosotros estamos abierto todo el año. Necesitamos ganar dinero unos meses para resistir en la época con menos actividad. Si nos quitan eso, podemos pasarlo muy mal.
–Antes apuntaba que los márgenes del sector cada vez eran más estrechos. ¿Cómo es la situación?
–Año a año, los márgenes para el sector son cada vez más estrechos. Lo ven todos los hosteleros. Existe un aumento constante en los costes. Cuando no son los costes laborales, tenemos la guerra de Ucrania y dispara el precio de la harina; hace dos años se dispararon los costes de la energía...
–Y al tiempo el consumo se va frenando.
–Existe un matiz. La hostelería es muy amplia y sucede que el público modifique sus lugares de consumo. Los consumidores tienen su perfil y pueden bascular de un tipo de hostelería a otra.
–Una queja recurrente es el problema de la mano de obra.
–Todo lo que se publica es cierto. Cada vez hay menos mano de obra cualificada. Muchos profesionales de calidad marchan fuera de Asturias. En los pueblos pequeños es complicado encontrar personal. Hay locales que se encuentran condicionados y deben cerrar algún día o no dar cenas por falta de personal.
–¿Cual es el motivo: los sueldos, el exceso de horas?
–La idea las jornadas interminables en la hostelería está arraigada en la sociedad pero no es cierta. Hoy en día, la mayor parte de locales respeta el convenio y paga lo que se establece. Al final, mete muchas horas el autónomo y el empresario, que siempre está pendiente. Tienes la dureza propia de trabajar de cara al público, pero la mayoría de los empresarios cumplen el convenio. Puede haber casos que no respeten, pero cada vez están más arrinconados.
–¿Y cual es la solución?
–Tenemos que seguir trabajando para quitar el sambenito. Supongo que con el tiempo, la gente verá que no existen esas jornadas. Es un sector agradecido, con aspectos que pueden resultar duros para algunas personas como el trabajo de cara al público.
–Cada vez llega más turismo extranjero, ¿se encuentra el sector preparado para atenderlo?
–En la medida que incorporas a gente joven sí. Todos los chicos que llegan, como mínimo, chapurrean inglés. Es una necesidad cada vez más real.
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