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Aprender a emprender y además hacerlo con fines solidarios. Esa es la base sobre la que se construye el mercado de cooperativas que ayer se ... instaló en la plaza de España de Avilés y en el que participaron 314 alumnos de 11 centros del concejo y la comarca como parte de los proyectos educativos impulsados desde Valnalón.
Paula Ortega y Enol Iglesias fueron unos de los tantos estudiantes que ayer instalaron su puesto frente al Ayuntamiento desde primera hora de la mañana. Ambos, alumnos de 3º de ESO del Instituto Número 5, llevan todo el curso trabajando en el proyecto del que un 10% de los recaudado lo destinarán a Unicef.
Junto a sus compañeros se encargaron a lo largo de la mañana de atraer clientes a su puesto en el que se pudieron encontrar dulces, rosquillas, galletas e infusiones procedentes de «una cooperativa socia desde Alicante».
A pocos metros de ellos, Marta, Sara y Gema del CAI Rey Pelayo se encargaban de cerrar la venta de algunas carteras y llaveros que han realizado. «Es algo muy guapo. La cooperativa es una empresa y lo que se pretende es que vendamos todos juntos, que hagamos equipo», señalaba Sara. El CAI, según explicó el educador Rubén Rey, lleva 20 años participando en esta iniciativa en la que el año pasado un 10% de lo recaudado fue para la Fraternidad Francisco mientras que parte del resto se destina a una actividad común.
Durante la mañana los estudiantes recibieron además la visita del concejal de Desarrollo Urbano y Económico, Manuel Campa, y de representantes de Valnalón. Campa destacó la buena acogida de la iniciativa que «va a tener muy buen resultado para las cooperativas y para nosotros también porque es ver la ilusión de los chiquillos y ver cómo en la ciudad ese gusanillo del emprendimiento ha calado».
De esa inquietud por conformar una empresa y emprender saben bien los alumnos del Virgen de las Mareas que llevan años trabajando con la cooperativa MareArte. «Es un eje vertebrador, el alumnado se motiva mucho y lo más interesante es un proyecto comunitario en el que trabajan también las familias», explicó el director del centro mientras Encarna, Antonia, Azahara, Samira y Jayko animaban a quienes se paraban frente a su mesa a la compra de sus productos.
A alumnos como Ianis, Álvaro, Kike, Rubén y Emili, del colegio de La Carriona la iniciativa también les ha servido, como explicó su tutora, Consuelo Muiña, para trabajar la sociabilidad ya que «hay niños a los que les cuesta hablar con adultos». De una forma u otra todos ellos se convirtieron ayer en pequeños empresarios.
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