La costera del bonito se amplía cinco días al seguir aún en el mar un 13% de la cuota

El nuevo escenario ha cogido al sector a contrapié, rompiendo cualquier planificación. A priori permitirá a los barcos que ya se encuentran en la mar apurar el plazo hasta el final y capturar unos miles de kilos más... siempre y cuando dispongan de víveres y combustible para seguir faenando. En caso contrario puede que no tengan tiempo para regresar a puerto y volver a salir.

Los que están en tierra se encuentran en una situación similar. El anuncio llega demasiado tarde. «Nuestro caladero está a dos días. Salir nos cuesta 12.000 euros, y con tan escaso margen quizá no podamos pescar lo suficiente para cuadrar cuentas. Creo que nos vamos a quedar en tierra», manifestó Fidel Álvarez Garaot, armador de dos barcos y patrón de uno de ellos. La prórroga «solo favorecerá a los tanqueros», barcos, en su mayoría vascos, con una capacidad de pesca muy superior a los que venden en Avilés, de cacea, el arte más selectivo y el que garantiza la mejor calidad del producto.

Otros tienen claro que van a apurar hasta el final. Es el caso del cántabro 'Verónica del Mar', que tenía previsto desembarcar a medianoche de ayer sus capturas para zarpar acto seguido en busca de los últimos bonitos de costera. Al cerrar el miércoles y dada la distancia a la que se encuentran algunos caladeros, previsiblemente la última subasta se celebrará el viernes día 24. Eso sí, la prórroga permitirá a las lanchas de menor porte, las que más cerca faenan, seguir al bonito unos días más. Una vez se cierre la pesquería, el panorama es sombrío. «Como no nos abran otra no sé a qué nos vamos a dedicar, y de mí dependen doce familias», advierte Álvarez Garaot.

Pese a la prórroga, la costera de 2018 será con mucho la más corta de la historia. Tradicionalmente se prolonga hasta finales de octubre, dos meses de recorte que para la flota de cacea no se van a ver compensados por la abundancia de capturas.

Lo que ha sucedido este año es que se ha pescado todo en poco tiempo debido a que en contra de lo habitual el pescado entró de lleno en el Golfo de Vizcaya ya a principios de julio. Dada su gran capacidad, la situación ha beneficiado a los referidos tanqueros, barcos de cebo vivo y autonomía limitada -el cebo no dura mucho vivo- que han entrado en acción ya desde el primer momento, llevándose el grueso de la cuota, y perjudicado a los de cacea. Como pueden ir a buscar el bonito a más distancia no les interesa que se acerque a la costa demasiado pronto, justo lo que ha sucedido este año. Con todo, los verdaderos beneficiados son los grandes pelágicos irlandeses y franceses. Con cuota propia cuota, ahora tendrán vía libre.

En Avilés el balance final superará el millón de toneladas, por encima del año pasado, pero el exceso de oferta ha hecho mella en el precio. Eso sí, el anuncio del cierre ha permitido un repunte. Ayer se subastaron unos 16.000 kilos de bonito, y el grande cotizó a 6,69 euros. Para hoy se esperan unos 2.000.