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A. GRANDA
AVILÉS.
Sábado, 4 de febrero 2023, 01:05
Cristina Gestido y Mario Bernardo, el dúo que enlaza viola y piano al ritmo de la complicidad, aseguran conocerse «desde hace un millón de años», ... pero comenzaron a trabajar juntos en 2017, cuando nació en ellos la idea de salirse de los márgenes de los recitales al uso y ofrecer «algo diferente».
Desde programas de música romántica, como la interpretación de Romeo y Julieta acompañada de danza, hasta la interacción con la literatura, pasando por ofrecer programas de música asturiana proponiendo al mismo tiempo un viaje audiovisual por sus paisajes más destacados, la pareja de músicos cree fielmente en la interacción y la sinergia entre las artes como una de las bases más representativas de la creación de nuestro siglo.
Precisamente, este es el gérmen del álbum que firma el dúo este 2023 y del que dará buena muestra la sesión vermú de mañana domingo en la cúpula del Niemeyer. «Indagamos en la música española del siglo XX y también del XXI, y tenemos la suerte d epoder trabajar con compositores con los que mantenemos una relación cercana e incluso estrecha».
El dúo, que acentúa la diversidad de estilos, la versatilidad y la libertad de entre las características genuinas de la música actual, enfatiza también la forma en la que la corrección política se ha ido disipando del ámbito musical más clásico. «Nosotros nos movemos en panoramas como el rock, por ejemplo, y nos nutrimos de ello». Así, han trabajado de la mano de Jorge Ilegal o La M de Matilde. En definitiva, lo que defienden Gestido y Bernardo es que «la música es un viaje» y, en consecuencia, «cada concierto una aventura».
Bajo esta perspectiva, resulta también especialmente interesante el formato del recital, dado que la evolución global ha llevado en este caso a concebir la música de cámara con una cercanía mayor de la que se consideraba antaño. «Es necesario el apoyo de las instituciones con iniciativas como la que vamos a protagonizar el domingo. Hay que perderle el miedo a la música de cámara y tenemos que perder el miedo a la música de nuestro siglo».
«El modelo de recital a la hora del vermú es el más propio de las grandes ciudades europeas. Londres, Madrid, Barcelona... Avilés está apoyando este modelo y nos encanta», aseguran, añadiendo que es importante considerar la disposición de la sala «ya no ves entrar a unos músicos vestidos de frac y con un ritual que los endiosa y envuelve. El escenario está a la altura del espectador y eso es muy especial». De hecho, afirman que «de nada sirve hacer un duo como el nuestro en un auditorio grande , porque se pierde la esencia, que es la proximidad».
Una circunstancia que hace evolucionar la música clásica y la música de cámara hacia un mayor aperturismo y hacia la búsqueda de nuevas audiencias. «Sencillamente es tan inteligente como necesario abrirse a otros públicos y poder conectar con otras energías, que al final de eso es de lo que va la música», concluyen.
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