Borrar
Instalaciones de la división denominada 'Sekurit' de Saint Gobain en Avilés dedicada a la fabricación de parabrisas para vehículos. MARIETA
La producción de Saint-Gobain Sekurit en Avilés se ha reducido a la mitad en los últimos doce años

La producción de Saint-Gobain Sekurit en Avilés se ha reducido a la mitad en los últimos doce años

La incertidumbre se asienta en la planta avilesina de la multinacional francesa, que afronta un cambio de modelo de gestión

FERNANDO DEL BUSTO

AVILÉS.

Domingo, 22 de septiembre 2019, 03:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

¿Cómo afronta el futuro una empresa que ha visto reducido su actividad a casi la mitad? Es el reto que afronta la planta de Sekurit Avilés, que, a corto plazo, afronta una encrucijada sobre un modelo de negocio que fue fulminado tras la crisis económica de 2007-08. Hace doce años, la situación era totalmente diferente a la actual.

La planta de Sekurit, dedicaba al automóvil, era la joya de la corona. Con tecnología de última generación, aportaba más de dos millones de parabrisas a los fabricantes españoles del automóvil. En 2008, ejercicio en el que la crisis comenzó a sentirse en Asturias, alcanzó una producción, en números redondos, de 2,1 millones. Tan sólo la división de auto de Avilés aportaba a los beneficios de Saint-Gobain unos 40 millones de euros, según indicaron fuentes sindicales consultadas por este diario.

A partir de ahí, la historia es bien conocida. La recesión justificó un expediente de regulación de empleo temporal en la división de automóvil (Sekurit) y la administración autonómica rechazó otra propuesta para Glass, dedicada a la construcción. Diez años después de la crisis económica, la producción se había reducido a 1,3 millones anuales. Los años más duros de la recesión dejaron casi sin actividad a la construcción y el automóvil, los dos mercados de Saint-Gobain, lo que generó una reflexión de sus directivos sobre cómo superar otras tempestades similares en el futuro.

Cierto es que por el medio se habían asumido nuevos modelos y también de más complejidad, pero la carga de trabajo bajaba peligrosamente del margen de 1,4-1,5 millones que, según los cálculos internos, la planta de Avilés debe tener para ser rentable. El futuro no parece muy halagüeño y el comité de empresa de Avilés ya ha sido informado de que el próximo año la producción superará el millón de parabrisas por 50.000 unidades.

Las consecuencias serán una menor carga de trabajo para las contratas, que ya notan la disminución en la actualidad; la práctica ausencia de eventuales y la supresión del quinto turno, y un calendario de trabajo más apretado para la plantilla. Y, sobre todo, la incertidumbre de lo que puede suceder en el futuro.

De ahí que la prioridad del comité de empresa sea conseguir la adjudicación de nuevos modelos, de aumentar la carga de trabajo. La dirección siempre explica la situación de la fábrica avilesina por la crisis económica, el cambio de modelo de gestión (desde la crisis las empresas restringen al máximo cualquier exceso de producción y los 'stocks' son casi un tabú) y el menor número de lanzamientos en las empresas automovilísticas. Sin embargo, las cifras no les salen a los sindicatos avilesinos.

Aumentos, pero lejos

En las plantas polacas de Saint-Gobain las cifras de producción rozan los cuatro millones de parabrisas. Y en Marruecos, en Kenitra, inaugurada en 2014 y cada vez más desarrollada, ya se produce casi tanto como en Avilés: un millón de parabrisas al año.

En su momento, la dirección mundial de Saint-Gobain explicó la inversión en Kenitra como una exigencia de fabricantes europeos. Marruecos apuesta por el sector del automóvil y sus autoridades se han fijado de incorporarse a los diez países con mayor producción del mundo en 2025. En ese año quieren producir 1 millón de vehículos. Renault ya se encuentra en Tánger y PSA inauguró el pasado junio un fábrica en Kenitra con una capacidad de 200.000 vehículos y el gobierno negocia la llegada de nuevos fabricantes.

A medio plazo, los analistas apuntan a un crecimiento del sector en el norte de África. La inestabilidad política de los últimos años y la crisis económica endémica en muchos países frena su crecimiento y las posibilidades de consumo de la población. Pero, de cara a esa horizonte, los principales fabricantes quieren situarse en la mejor posición.

Pero eso es el futuro y, a los sindicatos avilesinos, les interesa más el presente. Así que con sencillas suman comprueban que el mercado del automóvil en Marruecos ronda los 400.000 vehículos, mientras Saint-Gobain produce en Kenitra un excedente de 600.000 parabrisas.

Comisiones Obreras de Saint-Gobain-Avilés ya ha denunciado públicamente que esa cifra coincide con la bajada de producción, lo que apuntará a una deslocalización silenciosa, que la dirección niega. Sin embargo, en los comités de empresa europeos, los máximos directivos de Saint-Gobain ya han expresado que resulta mucho más interesante la rentabilidad «al sur de España» que en la península.

¿Es el futuro una deslocalización silenciosa? ¿Mantener en Avilés un pequeño centro de producción con capacidad tecnológica, como los de Francia y Alemania y capacidad para responder en situaciones de crisis en los países del sur? ¿Es necesario abordar una reestructuración de la plantilla para ajustarla a una menor capacidad de producción? Son muchas las interrogantes que se pueden formular y que explican la inquietud entre los trabajadores de Saint-Gobain.

Frente a las sombras en el sector del automóvil, la situación es más estable en la división de construcción o Glass, que siempre había sido el patito feo. Tras la crisis económica, su horno, que aún tiene una década de vida larga por delante, se convirtió prácticamente en el único float del mercado ibérico. Su diversificación de productos asegura su rentabilidad y la continuidad.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios