El reto de eliminar con leyes el edadismo institucional
El foro 'Vivir más, Vivir mejor' reflexiona en el Centro Niemeyer sobre la situación de las personas mayores y los desafíos que afronta la sociedad
En España 19,5 de cada 100 personas son mayores de 65 años y se calcula que en 2050 ya lo sean 30 de cada ... 100. Ante este panorama, la sociedad tiene que prepararse para unos desafíos que ahora mismo son tema de debate y de reflexión como el que ayer se celebró en el Centro Niemeyer, organizado por HelpAge y Fundación La Caixa, y enmarcado en el programa de actividades de la III Semana de las Personas Mayores.
Se habló de la situación de la mujer en el ámbito rural, de los retos que representan situaciones como la soledad no deseada y de la discriminación que sufren porque, tal como señaló Nena Georgantzi, responsable de Derechos Humanos en AGE Platform Europe, el principal desafío es erradicar: «el edadismo sistémico, el más estructural, el más institucional», ese que está integrado en la sociedad. Y no parece tarea sencilla porque, en su opinión, «los instrumentos que tenemos están edadistas porque tienen las mismas limitaciones».
Lo aclaró con algunos ejemplos como la discriminación que sufren en el mundo laboral. «Tenemos límites de edad que impiden a las personas mayores avanzar o tener formaciones, incluso se las fuerzan a jubilarse a una edad específica», algo que entre otras consideraciones «crea más pobreza» a partir de esta edad. En el ámbito sanitario también señaló algunas vergüenzas, como cuando «las personas acuden al sistema de salud y se pasan por alto algunos síntomas diciendo que eso es normal para su edad». Por no citar, el ámbito de la digitalización.
Carlos Ramón Fernández Liesa, catedrático en la Universidad Carlos III de Madrid y miembro del Consejo de Derechos Humanos, añadió que, además, este colectivo ha sido siempre «el gran olvidado en los procesos de derechos humanos», en los que se han reconocido los derechos de las mujeres, de los indígenas, de las personas LGTBI, entre otras, pero no de las personas mayores. Y no cabe otra que ponerse cuanto antes porque, según advirtió, el envejecimiento, al igual que hace algunos años se hablaba de la bomba demográfica, sí será «otra bomba». «El gran desafío de los estados es pasar de debate y estándares a unos derechos», subrayó.
El cambio tiene que comenzar por la legislación porque si bien «por sí mismas (las leyes) no van a cambiarlo todo, sí nos van a dar la señal», advirtió Georgantzi. Sobre todo cuando este edadismo es «una concepción cultural enraizada» muy propia de Occidente, que no se da tanto en otras sociedades donde se respeta más y se valora su experiencia y conocimiento.
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