'La promesa' quebrada
Nun tris estrena en el Jovellanos su versión de la zarzuela de Eduardo Martínez Torner
Ramón Avello
Viernes, 9 de enero 2015, 00:38
Ayer se representó en el Teatro Jovellanos la zarzuela de Eduardo Martínez Torner con libreto de F. Dicenta y A. Escosura, 'La promesa', en una adaptación realizada por la compañía de teatro asturiano Nun Tris por la que obtuvo el pasado mes de septiembre el I Premio de Teatro Asturiano Pín de Pría, dedicado a revitalizar la escena costumbrista asturiana. 'La promesa' es una zarzuela que respondía a los ideales de regeneración de la música folklórica cuyo argumento se basa en la promesa de amor quebrada por parte de Nela que después se acaba reconduciendo, llegando, en este caso, a buen puerto.
Estrenada en 1928, en el teatro de La Latina, en Madrid, la ambientación en el mundo rural asturiano propiciaba que el musicólogo asturiano llevase a escena sus amplios conocimientos del folklore regional, creando una música fresca, de clara inspiración popular, pero con la intención de trascender a los tópicos propios de la zarzuela regional. En este sentido, 'La Promesa', tal como la concibió Martínez Torner, no es una zarzuela menor, pese a su prematuro olvido. Estructurada en tres actos, se compone de varios números musicales, con especial relevancia en el coro y en el terceto vocal integrado por los personajes de Nela (Vanesa R. Touza), Victor (Gaspar Braña) y Miguelón (Manuel Valiente).
Antes de esta 'adaptación' de Nun Tris, 'La promesa' solo se volvió a representar tras su estreno madrileño en el Teatro Dindurra -hoy Jovellanos- de Gijón, en 1932. Más recientemente, con motivo de la Exposición de las Misiones Pedagógicas, la gran obra cultural de la II República que contó con un apasionado Torner, director, dentro de las misiones del llamado Coro del Pueblo, se realizó una versión de concierto en el 2007, en el Auditorio del Centro Cultural Conde Duque, de Madrid, interpretada en aquella ocasión por Sonia de Munk, Federico Gallar y Alejandro Roy.
La representación que vimos ayer de 'La promesa' tiene un mérito incuestionable, que es su dedicido intento de recuperación de una zarzuela asturiana, por lo que hemos visto totalmente insólita. Indudablemente, los medios musicales y quizás algunos conceptos escénicos no han sido los óptimos para poner en valor esta labor de reconocimiento y difusión de la obra.
La acción se traslada desde las montañas rurales de Asturias y León hacia 1870 -de hecho a 'La promesa' se pensó en titularla 'Cumbres'-, que para Torner era un hecho fundamental para interrelacionar con autenticidad folklore, paisaje y ambiente, a la costa asturiana en los años de posguerra. En realidad, este cambio no aporta nada a la obra, e incluso hay aspectos que hubiese dado lo mismo que estuviesen en un muelle o en un descampado. El director, Antonio Caamaño, aporta ideas simpáticas, como las botellas de sidra que cuelgan del techo, aunque dentro de una concepción teatral en ocasiones confusa y, a la vez, muy estática.
Musicalmente, la riqueza de esta obra de Torner no siempre sale a flote en esta versión. El pianista, Manuel Burgueras, no parece familiarizado con los aires de danza asturiana que impregnan toda la partitura, siendo en ocasiones un tanto monótono. Es el coro el que ofrece los momentos más felices, como el 'Levántate niña' que después Torner pasó a la 'Suite llanisca', una de las piezas corales emblemáticas de Asturias. Entre los actores-cantantes, es de destacar el dúo de 'los graciosos', formado por Pablo Romero y Margarita Sierra, que aportaron una buena vis cómica. Vanessa Touza, en el papel de Nela, cantó con gusto y corrección, lo que no se puede decir de sus pretendientes. También es de destacar, entre otros, el papel de Fernando Marrot como Tolina, con una perfecta dicción y una presencia en escena de gran empaque.
En general, es de valorar esta iniciativa, que saca a la luz una zarzuela olvidada. Quizás con más medios y un poco más de reflexión se podría haber hecho algo más digno que no hubiese quedado a medio camino entre un teatro costumbrista asturiano y un sainete musical.