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Fue el gran valle industrial de la Edad Media. En Valdediós se levantó una industria basada en el agua que los monjes blancos de ... la orden del Císter domaron para convertir esa área de Villaviciosa donde se levantó el monasterio de Santa María en un lugar fértil, próspero y rebosante de vida, en un enclave fundamental en la Asturias de ese periodo histórico.
El Museo Arqueológico de Asturias acogió ayer la presentación de los últimos hallazgos realizados por el arqueólogo Iván Muñiz en esa ciudad del agua que se había revelado ya –sin necesidad de recurrir a ningún tipo de excavación, solamente a través de la observación y la búsqueda de vestigios en el paisaje– como un gran complejo hidráulico con un gran canal, estanques y conducciones subterráneas, fórmulas múltiples para que el agua llegara a los molinos, regara las tierras e incluso pudiera propiciar las artes de la pesquería. Ahora salen a la luz nuevos elementos que abundan en la fortaleza de ese espacio.
Entre ellos, destacan la aparición de varios tramos de acueductos. Pero no al estilo romano. Que el lector elimine de su mente el célebre acueducto de Segovia, porque esos equipamientos hidráulicos funcionaban captando agua de los manantiales o las montañas para luego distribuirlo y en este caso no sucede así. El agua se capta también de las montañas pero se conduce a través de canales subterráneos o de superficie y desde estos se traslada a los molinos. Digamos que esos acueductos están directamente vinculados a la industria molinera y se construyen de nuevo para domar el agua, para que adquiera la altura precisa para poder utilizarla para mover las piedras de la molienda. Se han hallado cuatro tramos bien conservados, pero se adivina una red mucho más amplia.
Destaca, asimismo, la aparición de nuevos canales, que se alimentaban del principal. El complejo hidráulico sería una suerte de esqueleto en el que la columna vertebral es el gran canal y las costillas las aguas canalizadas adyacentes. «La idea del río reconvertido en un gran canal era el punto de partida de una reordenación completa de todo el paisaje, que durante toda esa etapa de ocupación de Valdediós, con el precedente de los Reyes de Asturias que avanzamos en las primeras investigaciones de forma resumida, ahora crece, porque además de ese canal central o río calzado integrado, el sistema de regadío y el canal de derivación que alimentaba los molinos, ahora lo que mostramos es brutal, porque por primera vez hay imágenes de lo que eran los acueductos», señala Iván Muñiz. Hay recreaciones realizadas a partir de restos hallados que relatan su funcionamiento: «Aquí el concepto de acueducto está vinculado a los molinos, cada uno de ellos tiene el suyo, antes de llegar a la maquinaria de la casa es donde se construyen, se crea un muradal de piedra y en la cumbre transcurre el agua», pormenoriza.
Han aparecido en la investigación también nuevos sistemas de regadío, de modo y manera que se crea ese completo y complejo paisaje industrial de la Edad Media en el que los molinos eran pieza clave y estaban siempre en manos de los señores. «Los monjes son representantes de Dios, quieren construir el paraíso en la Tierra y para eso necesitan domesticar el agua y todo lo que construyen es parte de un mundo que al lado de nuestras tecnologías nos puede parecer muy pobre, pero no lo era en su momento, puesto que podemos decir que la primera industrialización de Asturias después de los romanos, que nos queda ya muy lejos, se produce en Valdediós», concluye el arqueólogo.
Iván Muñiz ha identificado las claves del paisaje e intuía ya lo que ahora se confirma como ese gran enclave hidráulico en el que ha aparecido también un arco monumental: «Es la boca de entrada a uno de los canales subterráneos y es descomunal, está a dos metros de altura», anota Muñiz. La anchura es 1,60 y permitía la entrada de pie de cualquier persona en aras de acondicionar lo que fuera menester en ese momento, como, por ejemplo, destupir algún tramo o solventar algún otro problema. «Para construir ese arco, en la bóveda se emplean bloques que tienen de 70 a 80 centímetros de longitud, son enormes», señala.
Es «un nivel tecnológico impresionante» el que se desvela en la investigación de Muñiz, que subraya el valor cultural que pueden tener estos hallazgos como elemento de promoción y atracción turística. «Pocas veces encuentras esta comunión entre la parte arqueológica y la del paisaje», anota Muñiz, que se refiere, asimismo, a saltos artificiales de agua que crean un efecto sifón. Y en ellos se utilizan revestimientos con grandes bloques que llegan a los tres metros de altura.
«Hay otras formas de patrimonio y esta es una de ellas, es algo novedoso que abre un nuevo camino porque son nuevas miradas sobre la Edad Media, a la que vinculamos habitualmente con formas de vida agraria, pero aquí lo tenemos en ese gran valle industrial con la máxima tecnología y es importante porque está todo ahí, está un sistema que ha funcionado durante siglos y se ha ido preservando», concluye.
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