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Con un prólogo de David Trueba, un epílogo de Pepe Colubi y una preciosa fotografía de Marta Reyero en la portada nada puede fallar. Y ... no falla Enrique Bueres en 'Lo propio y lo ajeno', que subtitula 'un relato cultural', porque eso es exactamente, un relato singular que a los que nos dedicamos a este oficio de informar sobre ese planeta de escritores y artistas nos resulta particularmente hilarante y mágicamente atinado y real. «Bueres ha escrito ahora un libro sobre su afición a ir actos literarios y relacionarse con gente de ese mundillo», deja negro sobre blanco Trueba y hace así una definición cuasi perfecta, porque el universo al que alude la prosa del autor asturiano es algo más amplio y se adentra en otros territorios culturetas de librerías, exposiciones, ferias de arte o ciudades.
Desde una mirada personal, desenfadada, ácida y libérrima va narrando una presentación de un libro aquí, un fallo de un premio allá, un congreso de narradores iberoamericanos acullá, con el humor como bandera, recreándose en el detalle, en la anécdota, en lo que no suele tener eco en las crónicas periodísticas. Lleva al papel lo vivido, lo pensando, lo que no trasciende, con cierta maldad pero sin ser malvado, sin caer en lo salvaje, con mucha más gracia que mala leche.
Es su viaje por esos lugares, amplio en el espacio y el tiempo, y por él circulan múltiples personajes de la cultura asturiana. Están María Teresa Álvarez y Sabino Fernández Campo con Santiago Carrillo en un fallo del Premio Café Gijón cuando arrancaba el siglo, está Ángel González presentando un libro de Sabina como «sobrero» sustituto de Benjamín Prado, están escritores de distintas geografías como nuestro Xuan Bello y geografías culturales que van de la Casa de América al Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Es interesante lo que cuenta y cómo lo cuenta. Un ejemplo: su visita a Arco junto a otro asturiano, Martín López Vega. Sostiene Bueres que, después de diez años, la capacidad de sorpresa queda aniquilada absolutamente y que lo mejor es el reencuentro con el público: «Parece como si anualmente se celebrase un concilio ecuménico de modernos españoles y todos acudiesen a la llamada del arte». Amador Fernández, Paco Cao o Pablo Maojo transitan por allí a continuación.
Bueres se cuenta y nos cuenta la cultura y revela sin contemplaciones que los actos se alargan y que el aburrimiento y el postureo encuentran acomodo en un mundo que no por ello deja de ser insustituible. Pepe Colubi lo describe perfectamente: «Es 'Lo propio y lo ajeno' un tratado sobre el bello arte de la casualidad» que está «fabricado de datos y sensaciones, títulos y sentimientos, anécdotas y emociones».
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