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«Si José Avello hubiese vivido veinte años más, no tengo duda de que habría sido el próximo Premio Nobel español». Así de rotundo ... se expresaba el poeta e investigador literario Ricardo Labra este miércoles en la presentación del volumen 'Relatos reunidos' (Trea) del escritor cangués fallecido hace ahora diez años y autor de novelas ya canónicas como 'Jugadores de billar' o 'La subversión de Beti García'.
El acto tenía lugar en la Biblioteca 'La Granja' de Oviedo, con la presencia de la viuda del novelista asturiano, Milagros Montalvo y el también escritor Fernando Menéndez, como compañero de Labra en la misión de dar a conocer esta obra póstuma en la que se recoge la narrativa breve que dejó inédita Avello al morir.
Acerca de estos textos, que el propio autor no había dispuesto expresamente para publicar, aunque cinco de ellos sí habían visto la luz en diversas revistas, su viuda confesó haber tenido «muchísimas dudas» sobre cederlos para la edición y aseguró que «si el libro está hoy aquí fue por Álvaro Huici (responsable de Trea), que me presionó muchísimo». La mayor de esas dudas, explicaría Gonzalvo, era la de temer «si estos relatos no estarían a la altura de sus novelas. Fue un temor que tuve hasta el final, porque no soy una lectora objetiva. Me gusta todo lo que escribió Pepe y sé que él, por su carácter, tal vez no los habría enviado a publicar, salvo que se lo hubiesen pedido. Y eso fue lo que hice ante la insistencia de Huici», reveló.
A ese riesgo de que pudieran desmerecer ante las novelas de Avello, «que hoy gozan de una revalorización al alza», aludió Ricardo Labra también para descartarlo ante «la riqueza de estos relatos como un río narrativo de su obra entre el año 65 y el 99 y de un escritor que los lanza como piezas de un puzle», dando como resultado «un libro extraordinario, en el que cada cuento encierra una lección».
En similar sentido se manifestó Fernando Menéndez, para quien estos relatos «cierran un mapa muy fidedigno de su obra y no intentó en ellos, como algunos novelistas, un laboratorio de creación, sino que son una pieza perfecta que encaja con las novelas que publicó», afirmaría.
Absolutamente personales y con su sello magistral, Labra vería en ellos la sombra de Borges y sus laberintos, al tiempo que evocaba la forja del Avello escritor desde su infancia en Cangas, «donde aprendió en su propio clan familiar el valor de la lealtad y la amistad», hasta su juventud universitaria en Oviedo, donde compartiría complicidades con otros estudiantes con inquietudes intelectuales similares, como Juan Cueto o el actor Carlos Álvarez Novoa. Mientras, Menéndez señalaba el «algo kakfiano» que articulaba el humor en la narrativa breve de José Avello, al igual que una «enmienda a lo consensuado y al poder de la ficción para introducirse como un Caballo de Troya en la realidad».
Su cada vez más amplia legión de lectores disponen ahora de estos magníficos 'Relatos reunidos'.
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