«Es de carácter muy español pensar que lo que viene de fuera es mejor»
El 24 de noviembre trae al Teatro Jovellanos, de la mano de la Sociedad Filarmónica de Gijón, 'Bach (Re)Inventions', un recital en el que mezcla música clásica y jazz
a música da sentido y color a la vida de Moisés P. Sánchez. Él siente verdadera pasión por las melodías en todos sus estilos y, ... por eso, los mezcla y hace desaparecer los límites entre géneros cada vez que tiene ocasión. Sobre el escenario, demuestra que ganan las similitudes a las diferencias porque, al fin y al cabo, «la música es música» y basta con abrir el corazón para entenderla y disfrutarla. El próximo 24 de noviembre, de la mano de la Sociedad Filarmónica de Gijón, presentará su proyecto 'Bach (Re)Inventions', dentro del Festival de Jazz de Gijón, en el Teatro Jovellanos. Una oportunidad única para acercarse a su propuesta.
–¿Cómo nació este proyecto de 'Bach (Re)Inventions' que trae al Jovellanos?
–La idea nació por una llamada que recibí un día del director de la fundación Juan March. Ellos conocían el trabajo que yo venía haciendo últimamente para intentar encontrar nexos entre la música clásica y el jazz. Yo intentaba barrer las líneas que suelen separar ese tipo de géneros, así que me encargaron un proyecto sobre las invenciones de Bach para ver qué veía yo en ellas a través de mi formación tanto clásica como jazzística. Compuse entonces el proyecto entre 2018 y 2019, cuando estaba viviendo en París, y se materializó en un disco que ahora vamos a ir a presentar a Gijón.
–¿Y por qué eligió llevar a cabo este proyecto con las invenciones de Bach?
–Bach las compuso como método de enseñanza para su hijo. Quería enseñarle la conducción de dos voces de manera sencilla y este era un método de práctica. Su objetivo era que su hijo y todos los estudiantes pudieran acercarse de manera sencilla a la música.
–Una vez puesto en marcha, ¿qué conclusiones saca sobre cómo combina la música del compositor alemán con el jazz?
–Siempre ha sido muy goloso trabajar con Bach desde el punto de vista jazzístico, porque tiene mucho que ver, en Bach está todo. Él, a través de la conducción de voces, es increíblemente amplio y moderno. Rítmicamente, a través de los siglos, la música ha ido evolucionando mucho y es ahí donde se le puede dar una vuelta de tuerca muy interesante. Bach era un grandísimo improvisador que improvisaba en su estilo y nosotros cogemos eso y lo incorporamos a nuestro mundo más actual, lo hacemos nuestro.
–¿Este proyecto se podría llevar a cabo con otro creador clásico o era un caso único por su capacidad de improvisación?
–Para nada. Este disco forma parte de una trilogía que ya estoy terminando. Realmente, la música es música. Beethoven también era un grandísimo improvisador y, al final, todo depende de la pericia y de la astucia que tenga la persona que se acerque a esa música, así como de la imaginación y la educación que tenga la persona que recoge ese material y que intenta darle una vuelta de tuerca.
–¿Traer esa música al presente ayuda a acercarla a un tipo de público que de otra manera no lo haría nunca?
–Sí, es una manera de refrescar el repertorio porque de otra forma hay gente que no se acercaría a él. Es música que está escrita hace 300 años. No es un secreto que cuando se traslada al día de hoy y se interpreta de maneras más actuales siempre se forma una nueva sinergia entre público y música. Nosotros nos aprovechamos de eso para atraer a otro tipo de público que, a lo mejor, de otra manera, no se interesaría por ir a un concierto de Bach. Por ejemplo, los que son más jóvenes, que no suelen escuchar música clásica.
–Además de este, ¿qué más proyectos tiene entre manos en estos momentos?
–Estoy ahora mismo terminando mi trilogía sobre compositores clásicos. Y justamente dentro de un mes, en el Auditorio Nacional, estreno en formato cuarteto la continuación de un disco que grabé en 2010 en Nueva York. También tengo otro proyecto con Marco Mezquida, que estrenamos el 2 de febrero en el Auditorio Nacional y, además, también tengo un encargo del que no puedo hablar, pero que me exige mucho tiempo y se estrenará en Madrid en marzo.
Tiempos raros
–En vista de tanto trasiego, ¿la normalidad ya está totalmente recobrada en el sector musical como en 2020, antes de la pandemia?
–No sé, son tiempos raros. No me atrevería a decirlo, porque cada uno habla de lo que vive desde su prisma, de si es afortunado o no. Yo afortunadamente tengo visibilidad y trabajo, pero esta apertura también tiene una cara b. Hay que tener cuidado en lo relativo al tejido nacional porque, una vez que puedes volver a traer a los músicos internacionales, tienes que mantener ese equilibrio eterno entre el dinero que se destina a unos y otros y potenciar la presencia de unos y otros. Siempre es una cuestión peliaguda. Tiene su cara a y su cara b tanto la pandemia como la apertura de después del confinamiento.
–En España tendemos a creer que lo que viene de fuera es mejor. ¿Estamos muy equivocados?
–Eso es de carácter muy español. Es una lacra contra la que llevamos mucho tiempo luchando porque, si echamos un vistazo, evidentemente hay músicos de fuera que son increíbles, a los cuales admiramos y nos encanta ver, pero ahora como nunca hay una cantidad de talento y de proyectos en España que realmente están a la altura si no del top mundial, muy cerca. Se pueden estar moviendo por Norteamérica y por el resto del mundo sin ningún complejo. Esto ha mejorado muchísimo en los últimos veinte años.
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