Tormenta, ímpetu y luz
El clavecinista Diego Ares y Forma Antiqva protagonizaron un aplaudido concierto con obras de Gluck, Friedemann Bach y Haydn
Antonio Hedrera
Oviedo
Lunes, 26 de febrero 2024, 01:00
Si algo caracteriza a Forma Antiqva –el conjunto creado hace más de 20 años por los hermanos langreanos Aarón, Pablo y Daniel Zapico– es su ... constante actividad, con múltiples proyectos de recuperación y difusión del patrimonio musical barroco y clásico, que cristaliza en interesantes programas para los que la formación se adapta con versatilidad, contando siempre con instrumentistas de primera línea en la interpretación con criterios históricos como Jorge Jiménez –concertino en la velada de ayer–, Daniel Pinteño, Fumiko Morie, Esther Verona o Ester Domingo, entre otros.
Comandados por Aarón Zapico, ayer ofrecieron junto al clavecinista gallego Diego Ares, un programa centrado en compositores del período de transición entre el Barroco y el Clasicismo.
La primera parte del concierto –titulada 'Sturm und drang' en alusión al movimiento originado en Alemania en torno a 1770 que toma como fuente de inspiración el sentimiento– se abrió con Christoph Willibald Gluck, compositor bien reconocido por su extensa producción teatral y reivindicado anoche en su faceta de sinfonista por Forma Antiqva con su brillante interpretación de la 'Sinfonía en fa mayor Wq.165.5', rica en contrastes dinámicos, en la que las trompas naturales de Jairo Gimeno y Carlos González tuvieron destacadas intervenciones en los movimientos extremos.
Pausas y suspiros
El programa continuó con Wilhelm Friedemann Bach, el mayor de los hijos de Johann Sebastian. La versión de Forma Antiqva de su 'Sinfonía en fa mayor, F. 67' convenció desde su primer movimiento 'Vivace' plagado de pausas y suspiros que ayudaron a acrecentar el dramatismo, que encontraría la calma en el bellísimo 'Andante' en 'pianissimo'. Mientras Forma Antiqva interpretaba el 'Menuetto' de la sinfonía, el clavecinista Diego Ares entraba en escena para unirse al conjunto –tomando el relevo del continuista Julio Caballero– para enlazar, sin solución de continuidad, con el impetuoso y cabalgante 'Allegro di molto' del 'Concierto para clave y orquesta en fa menor' de Friedemann Bach.
Tras la belleza melódica del melancólico 'Andante', el concierto concluyó con el brillante y explosivo 'Prestissimo' final en el que Ares exhibió su virtuosismo, a pesar del evidente desequilibrio en volumen –que el conjunto intentó paliar en todo momento tocando 'piano' sobre el clave– al que tampoco ayudan las grandes dimensiones de la sala. Ares regaló al público un pequeño preludio como bis.
Tras esta primera parte, la 'Sinfonía n.°30 en do mayor' de Franz Joseph Haydn aportó 'la luz' desde los primeros compases del vibrante 'Allegro' cuyo motivo se inspira en el tema del canto llano del 'Aleluya', sobretítulo por el que se conoce a la sinfonía entera. El traverso de Luis Martínez destacó en su intervención solista del segundo movimiento 'Andante'.
Diego Ares regresó al escenario para interpretar el reconocido 'Concierto para clave y orquesta en re mayor Hob. XVIII/11' de Haydn. Desde el alegre tema del primer movimiento 'Vivace' a la calma del 'Un poco Adagio' para finalizar con un emocionante 'Rondo all'Ungarese', Ares mostró una gran precisión, destacando siempre los motivos melódicos, con una justa ornamentación en las variaciones, trinos infinitos y unas posibilidades técnicas que hicieron disfrutar de unas cadencias verdaderamente virtuosas. Ares respondió a los aplausos interpretando la sonata del 'movimiento continuo' del Padre Soler y las 'Diferencias sobre la gaita' recogidas por Martín y Coll, como homenaje al público asturiano.
Ares y Forma Antiqva ofrecieron luz tras la impetuosa tormenta, surcando un hermoso repertorio poco programado y transmitiendo al público el placer de hacer música juntos.
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