La tortura de Samuel Sánchez
El asturiano pierde, por una infección, una uña del pie y tiene que retirarse cuando la Vuelta llega a su casa
PPLL
Domingo, 6 de septiembre 2015, 09:18
A Samuel Sánchez, el primer disgusto sobre la bicicleta se lo dio una niña. Le ganó una carrera. Pudo con un pelotón de niños. Y no les sentó muy bien. Los colegas de Samuel hicieron bromas durante mucho tiempo con aquello.
Sin embargo, la última bofetada se la dio ayer la uña del dedo gordo del pie derecho. Llevaba días mal, con un color que era mejor no mirar. Infectada. El viernes se le cayó. Carne viva. Cualquier roce era una punzada. «Insoportable», lamentó el campeón olímpico. Lo intentó ayer. Pero tuvo que bajarse en el kilómetro veinte. Es la primera vez que abandona la Vuelta. «Era imposible seguir». Nunca hasta ayer había visto al pelotón de la ronda irse sin él. Y, lo peor, en vísperas de las dos etapas asturianas. De su casa, donde había puesto todas las esperanzas de tener un gran día.
Esa uña, la que más suele sobresalir, soporta la fuerza de la pedalada en los momentos más intensos. A menudo, se congestiona. Se oscurece. En la etapas de frío, cuando los pies ruedan insensibles, las uñas acaban machacadas. A Samuel se la partió una caída en el inicio de esta Vuelta. El calor de Andalucía lo empeoró todo. No parecía grave, pero no se curó. Al revés. El dedo se llenó de infección. Esa fue la causa de que en el kilómetro 17, de repente, Samuel se quedara atrás, solo. Tortura. Uña arrancada.
Luego lo explicó el médico del BMC: «Samuel sufre una infección del pie derecho desde el principio de esta Vuelta. Tratamos de gestionar el problema día a día con medicación, pero estos últimos dos días no podía pedalear adecuadamente. Así que juntos decidimos pararle porque era casi imposible estar en carrera».
«Un día triste»
El ciclista asturiano no estaba a su mejor nivel en la Vuelta. Arrastraba, como tantos otros, la fatiga del Tour. Pero le ilusionaba pisar Asturias. La Ermita del Alba está en su zona de entrenamiento. Ocupaba el puesto veinte, a más de once minutos de Aru. No luchaba por el podio; buscaba una etapa. «Es un día triste y difícil para mí porque por un problema de salud, de fuerza mayor, no puedo continuar en la Vuelta. Llevo varios días arrastrando molestias en dos uñas de los pies, a causa del calor de los primeros días de la Vuelta, y el viernes la uña del dedo gordo se me cayó justo antes de la etapa», contó.
El viernes sí alcanzó la meta. «Lo pasé muy mal, forzando el cuerpo mucho». Ayer ni eso le socorrió. «Era imposible pedalear, he empezado a cambiar la postura en la bicicleta para evitar el dolor y no podía hacer fuerza con el pedal... Y en una jornada de 200 kilómetros era prácticamente imposible aguantar el dolor». Sobre ese pie sin uña pateó cojeando hasta el coche que llevó a casa, a Asturias, donde hoy entra sin él la Vuelta.