«Rogelio trajo a Navia un fútbol moderno que no se veía por aquí»

El que fue el entrenador del equipo entre 1995 y 2001 recibió el calor de la masa social del club en un acto que se celebró en el Restaurante Blanco, en La Colorada, y que sirvió para recordar la mejor época deportiva del Navia. «Fue la época más brillante del club. Rogelio tenía una visión moderna del fútbol para aquellos tiempos, una forma de jugar que no se veía por aquí», recuerda David Álvarez, presidente de la entidad y jugador del Navia dirigido por el exentrenador y colaborador de este periódico.

Cuando se pregunta por Rogelio García a quienes recibieron sus órdenes en el vestuario y en el campo, las respuestas son unánimes. «Era un entrenador muy inteligente. Tenía a los rivales muy controlados, sacaba lo máximo de cada jugador y tácticamente era impecable».

Cuando el preparador gijonés, ya jubilado, llegó a Navia lo hizo con un bagaje amplio en la Tercera División asturiana, después de haber pasado por clubes como el Atlético la Camocha, el Marino y el ahora Sporting Atlético. Ya sabía además lo que era pelear por subir a Segunda B, una gesta que trató de conseguir con el conjunto de Luanco. Su primera temporada en el Navia se resolvió sin agobios, dejando al equipo a mitad de tabla. En la segunda, con el Siero como campeón, aunque empatados a puntos, llegó el primer intento de ascenso. Para conseguir estar en esas cotas el Navia hacía un importante esfuerzo económico. De hecho, la mayor parte de la plantilla era del centro de la región. «En mi etapa, del occidente solo éramos Roberto y yo», recuerda Jorge Izquierdo, 'Virgi', quien reconoce el trabajo del que fuera su entrenador. «No vamos a descubrir ahora quién es Rogelio García. Era el mayor conocedor de la Tercera División, una persona con carisma y respetado. Un buen tipo».

A sus órdenes estuvo también Marino Solares. Formado en la cantera del Sporting, con el que llegó a debutar en Primera División, el defensa recuerda a Rogelio García como un entrenador «dialogante y exigente». «Tiraba de los más veteranos para ser su brazo ejecutor en el campo», dice. De Gijón y otras localidades de la zona central llegaron a Navia muchos jugadores, conformando una plantilla con presencia representativa de futbolistas experimentados. «Trajo gente con mucho oficio», recuerda David Álvarez.

Sobre el terreno de juego, el Navia era un equipo que sabía adaptarse a las circunstancias. El estudio del rival era intenso y la capacidad de variar la forma de jugar, alta. «Hacía el planteamiento táctico en función de los futbolistas que tenía. En una época en la que todo era 4-4-2, recuerdo que a veces jugaba con dos marcadores, un libre, dos carrileros y dos interiores. Los martes o los miércoles ya sabíamos todo del equipo rival», explica David Álvarez.

Lo que también definía a aquel Navia, según expone Jorge Izquierdo, era el carácter. «Éramos un equipo aguerrido, duro. Era complicado competir contra nosotros, que nos ganaran. La gente decía que jugábamos al límite del reglamento».

La junta directiva que preside David Álvarez fue la encargada de decidir quién iba a ser la persona homenajeada en la cena anual que realiza el equipo y en la que hubo una amplia asistencia. Poco debate hubo para reconocer a un hombre que dejó huella en el club. «Rogelio marcó una época y es una persona a la que se recuerda mucho». Y para bien.