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Benzema habla con Jovic durante el partido que midió al Real Madrid con el Mallorca. Jaime Reina (Afp)
En el alambre y sin capacidad de reacción
Análisis

En el alambre y sin capacidad de reacción

La derrota ante el Mallorca ensombrece el panorama del Real Madrid antes de la crucial visita a Estambul y expone sus problemas para pelear contra la adversidad

Óscar Bellot

Madrid

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Domingo, 20 de octubre 2019, 18:02

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El Real Madrid viaja a Estambul con la diana en la espalda tras la derrota en Son Moix, que le descabalgó del liderato y cercenó su condición de invicto en Liga. La escuadra de Zinedine Zidane cayó ante el Mallorca en un encuentro que deja numerosos señalados, empezando por el técnico, que apostó por una medular de mantequilla, y terminando por los integrantes de la segunda unidad, a los que se les escapó una oportunidad de oro para demandar minutos en citas de relumbrón. Sucumbió el conjunto de Chamartín pese a que el gol de Lago Júnior le dejaba 83 minutos para revertir su suerte, incapaz otra vez de reponerse a un varapalo prematuro.

Por cuarta vez en lo que va de campaña, los blancos entraron destemplados a un partido y lo pagaron con un gol en contra antes del cuarto de hora. Y como en las tres ocasiones anteriores, se les escapó la victoria. «No nos podemos sorprender con un equipo que juega en su estadio, con su gente. Se sabía. Pero nos sorprendieron a los ocho minutos. Marcaron, luego se meten atrás y no encontramos la solución», se lamentó Zidane, molesto por la falta de «continuidad» de sus pupilos y de intensidad a la hora de acometer al rival, aunque esta vez barnizó el reproche que hiciera tras la debacle ante el PSG aludiendo a la necesidad de «meter más vida».

«Ir detrás del resultado es más difícil. Ellos se encierran. Tenemos que seguir y tenemos que evitar encajar gol tan pronto», reconoció Marcelo, de vuelta al once una vez superados sus problemas cervicales, si bien defendió que el traspié no fue producto de «falta de motivación ni de intensidad». «Era el Mallorca que nos esperábamos. El míster nos dijo que iba a empezar con mucho entusiasmo y que teníamos que igualarlo al principio. Los primeros cinco o diez minutos nos costó», admitió Courtois, rebasado en el único disparo a puerta del cuadro bermellón y que ha encajado nueve tantos en los últimos catorce remates contra su portería. El belga, de paso, atizó a Odriozola por la segunda amarilla que vio el donostiarra, una entrada extemporánea que dejó a su equipo en inferioridad numérica cuando estaba obligado a remontar.

El ex de la Real Sociedad fue de los peor parados en una noche que volvió a alumbrar sus carencias defensivas pero que retrató también a Jovic, aislado e inoperante, sin un disparo a puerta ni un toque de balón en el área del Mallorca para elevar a 284 su cuenta de minutos sin marcar desde que viste de blanco. No le fue mejor a Isco, intrascendente en ataque e inane a la hora de contener al adversario, sin argumentos que oponer a su declinante papel en un conjunto que no hace tanto le tenía por un pilar de futuro. Vinicius, exuberante a la carrera, volvió a nublarse en el área, mientras James demostró que el papel de barrendero no le va.

Decisiones cuestionables

La capacidad de reacción contribuyó a las gestas recientes y pretéritas del Real Madrid, que ha perdido energía a la hora de levantarse de la lona. Rebasados los dos primeros meses de competición, el equipo de Zidane no sabe lo que es ganar tras verse por debajo en el marcador. Villarreal, París Saint-Germain, Brujas y Mallorca le propinaron golpes de los que no se pudo recuperar, aunque ante el 'submarino amarillo' y el conjunto belga logró al menos empatar. Ni un volteo del luminoso, algo que sí consiguió el Barça frente al Betis en la segunda jornada de Liga y ante el Inter en la Champions.

Acuciado por las dudas que le persiguen desde la pretemporada, el Real Madrid echa de menos aquel carácter irredento que le convirtió en temible el año el doblete Liga-Champions. Entonces los blancos comenzaron perdiendo 17 de los 60 partidos que le depararon la gloria en Málaga y Cardiff, pero ganaron nueve, empataron otros cinco y sólo perdieron tres. En el camino, épicas remontadas como aquella de La Cerámica en la que los goles de Bale, Cristiano y Morata permitieron amarrar tres puntos capitales ante un Villarreal que su puso 2-0, o la doble bofetada al Bayern en cuartos de la Champions pese a que los bávaros dieron el primer mandoble tanto en Múnich como en Madrid.

El porcentaje de victorias de Zidane ha bajado del 69,7% en su primera etapa al 45,45% en la actual

Aquel era un equipo con la moral a prueba de bombas que no ha hecho sino declinar, pese a que abrochase otra 'orejona' en Kiev, a medida que perdía profundidad de plantilla. En el curso 2017-2018 sólo se impuso en cinco de los 20 encuentros en los que el rival marcó primero, la misma cifra de triunfos que en la campaña siguiente, aunque entonces fueron 24 los choques remando a contracorriente. Los seis últimos ya tras la vuelta del marsellés, que empeora sus números a medida que avanza su segunda etapa. Si en su anterior estadía en el banquillo firmó 104 victorias en 149 partidos (una eficacia del 69,7%), ahora su ratio baja al 45,45% (diez triunfos en 22 duelos), sin que se entiendan decisiones como la de reservar a Valverde en Son Moix, exponiendo a Casemiro a un ataque por todos los flancos. En Estambul, donde no estarán Bale, Modric ni Lucas Vázquez pero sí Hazard, Carvajal y Kroos, no caben más pasos en falso.

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