Vega-Arango hizo frente al ministro
El incumplimiento de una orden para desconvocar una huelga del fútbol le costó al dirigente rojiblanco la presidencia de la Liga de Fútbol Profesional
MANUEL ROSETY
Sábado, 14 de octubre 2023, 01:16
La intervención de los políticos en el mundo del deporte suele tener alguna consecuencia negativa para los dirigentes que rehúsan seguir las directrices aconsejadas por ... los gobernantes.
Pablo Porta fue destituido por la aplicación de un decreto de nuevo cuño aprobado para su caso. También afectó a otros presidentes de federaciones, casos de Segura de Luna, en baloncesto, y Luis Puig, en ciclismo, respaldados por unanimidad en sus respectivas asambleas.
Ángel María Villar fue apartado del poder y hasta encarcelado, aunque hasta ahora salió absuelto en todas las causas celebradas. El caso de Rubiales tiene otras connotaciones añadidas y en Asturias, el presidente del Principado se postuló en contra de José Ramón Cuetos Lobo, hasta el punto de solicitar su dimisión desde su grupo político. Anterior a todos está el precedente de Manuel Vega-Arango, cuando estaba al frente de la Liga de Fútbol Profesional.
El dirigente asturiano fue el primer presidente de este organismo, cuando se constituyó a finales de 1983. Vega-Arango tenía el aval de Pablo Porta, principalmente, y de todos los presidentes del fútbol español. En la votación sólo se registró una papeleta en blanco. Fue la del propio Vega-Arango, quien no consideraba ético votarse a sí mismo.
En su etapa se produjo una queja global de los clubes por el reparto de los beneficios de las quinielas, que era el 1% de la recaudación. Fue en el otoño de 1984. Empezaron las reuniones para pedir un aumento. Por el Ministerio de Trabajo intervinieron García Zapata, director general, y el ministro Joaquín Almunia. Por Cultura, Javier Solana, titular de la cartera, y Romà Cuyás, secretario de estado para el Deporte. Sin opciones para llegar a un acuerdo, el conflicto se endureció. Acabó en una convocatoria de huelga propuesta por los clubes, coordinada desde la Liga Profesional.
Vega-Arango tuvo unas tremendas discrepancias con Javier Solana. Ambos conservaban una buena amistad, unidos por la de Pedro de Silva, en aquella época presidente del Principado. La versión del presidente de la Liga, en representación de los clubes, era que ponían el nombre y el espectáculo, pero sin una compensación'. El 1% lo consideraban muy poco.
El propósito de las entidades balompédicas era aumentar la cuota de ingresos para participar en los cuantiosos beneficios que dejaba la quiniela futbolística en aquella época.
Unas semanas antes del conflicto, Vega-Arango invitó a Javier Solana y Pedro de Silva a Mareo, donde almorzaron un 'salmón fantástico', según dijo el ministro, preparado por Lin, conserje de Mareo, quien también era un excelente cocinero. El presidente rojiblanco, cuando tenía algún compromiso relevante elegía el comedor del edificio de Mareo.
Las relaciones de Solana y Vega-Arango se tensaron. La fluidez del trato cambió. El político quería evitar la huelga a toda costa, pero el presidente rojiblanco mantuvo el pulso, respaldado por los clubes a los que representaba. El ministro llegó a pedirle a Vega-Arango con insistencia que rompiera la convocatoria de huelga fijada por los clubes como fuera. Hubo días en los que insistía en sus mensajes. La frase de Solana que el presidente aún tiene en la cabeza es la de «tú haz lo que yo te digo, que te va a ir muy bien». Se lo dijo en varias ocasiones. Incluso lo llamaba por teléfono a su casa a primeras horas de la noche. Era la época del rodillo de los 80.
El ministro demostró tener razón en sus advertencias. Vega-Arango no hizo lo que el político le pedía y en diciembre de ese mismo año, sólo tres meses después del conflicto, el presidente rojiblanco se iba del cargo.
La forma de la sucesión no fue elegante. No interesaba la continuidad de Vega-Arango. Hubo contactos desde la administración con algunos clubes. La unión de los clubes empezó a romperse. Manuel Vega-Arango se vio traicionado desde dentro. Lo que le había dicho el ministro era verdad. 'Tu tiras con salvas y yo con balas', fue otra frase de Solana. El dirigente rojiblanco no hizo caso y no le fue bien. Con la política actual parece que los métodos son incluso más directos.
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