Antonio Romero
El director general de la entidad destaca la apuesta por la presencia física, aunque también se potencia la operativa con medios digitales
En una época marcada por el cierre de oficinas bancarias, Caja Rural de Asturias ha decidido reforzar su apuesta por la presencia física. Las ... sucursales de Prado de la Vega (Oviedo), Nuevo Roces (Gijón) y Salinas han abierto sus puertas en los últimos tiempos, a las que se suman las de Castro Urdiales y Reinosa, en Cantabria. «Entendemos que nuestro mayor valor añadido es el conocimiento de nuestros clientes y la confianza que depositan en nosotros, lo que se consigue en mayor medida a través del trato personal», señala el director general de la entidad, Antonio Romero. «A mayor conocimiento, mayor vínculo», añade.
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Explica que centran buena parte de sus esfuerzos en «traducir lo complejo para nuestras familias, empresas y profesionales». Para elegir los lugares en los que abrir una nueva oficina, analizan datos poblacionales, factores socioeconómicos, densidad de entidades financieras en el ámbito de influencia y potencial de desarrollo. En su hoja de ruta, la apertura a nuevos mercados como Cantabria y Madrid «está suponiendo un hito de gran relevancia», asegura Romero. Asimismo, subraya que el banco sigue creciendo en Asturias, como demuestran las recientes oficinas y, aunque en muchas partes de la región «el mercado está maduro, tenemos mucho que ofrecer en ciudades como Gijón».
Esta ha sido la principal motivación para afrontar estos nuevos retos. Por una parte, Madrid –con tres sucursales y la próxima apertura de una cuarta a finales de este año o principios del que viene– es un lugar estratégico «por las oportunidades que ofrece», dada su centralidad y capitalidad, y donde además hay una nutrida comunidad de asturianos. Respecto a Cantabria –donde tiene seis sucursales–, su importancia para Caja Rural radica en que es una «comunidad vecina con importantes sinergias con Asturias, y donde la presencia de entidades financieras de carácter cooperativo es muy reducida», indica Romero.
Aunque la apuesta por la atención física es clara, esto no significa que deje a un lado el aspecto tecnológico. De hecho, según pone de manifiesto su director general, Caja Rural de Asturias «está potenciando la actividad a través de canales digitales», incluso con una oficina que opera íntegramente a través de la red y que «cuenta ya con un volumen importante de clientes y negocio». Así las cosas, la entidad aboga por un modelo mixto de relación con sus clientes. «Ellos eligen el cómo, el cuándo y el dónde».
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Inteligencia artificial
No es ajena la entidad a los desarrollos de inteligencia artificial en el ámbito financiero, que « contribuyen a paliar y eliminar paulatinamente muchos procesos que ahora requieren una elevada carga administrativa en distintos ámbitos», lo que permite liberar capacidades para poder prestar una mejor atención de acompañamiento y asesoramiento profesional a los clientes, especifica Romero.
La pasada semana, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó su encuesta nacional de satisfacción sobre el sector bancario, en la que Caja Rural de Asturias quedó en segunda posición, después de ser la más valorada por los clientes en 2024. «Es la palanca que certifica que estamos en el camino correcto», resalta, al tiempo que hace hincapié en que, más allá del negocio, el compromiso del banco «está en generar valor con valores, tener un propósito diferencial que convertimos en acción». Por ello, en este ejercicio dedica más de diez millones a la obra social.
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