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ArcelorMittal cerró 2024 con unos resultados positivos, a pesar de que «fue un período difícil desde la perspectiva de la economía mundial». Y lo ... hizo gracias a la diversificación territorial de su negocio, que permitió, entre otras cuestiones, aliviar la situación crítica que vive la siderurgia en Europa. La compañíano esconde su apuesta por otras zonas del planeta y que sus equipos están «particularmente enfocados en Brasil, India y los EE UU», como expresó el consejero delegado de la multinacional, Aditya Mittal, en el informe de cierre del ejercicio, hecho público ayer. «La perspectiva a largo plazo para la industria del acero es positiva y nuestra presencia global significa que tenemos una oportunidad única de priorizar la inversión en mercados donde hay una sólida perspectiva de crecimiento y retornos», argumentó.
Mientras, en Europa, los ambiciosos planes verdes anunciados en 2021, entre ellos, la construcción de una planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) en Gijón, siguen aparcados, puesto que «se basaba en una combinación favorable de políticas, tecnología y desarrollos de mercado que ayudarían a compensar los costes operativos y de capital significativamente más altos». Sin embargo, justifica la multinacional, «el progreso hasta ahora ha sido insuficiente para respaldar la inversión».
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Aún hay esperanzas de poder desatascarlos y, para ello, se apunta a 2025 como un año clave, en el que la Unión Europea tiene que tomar decisiones fundamentales. Entre ellas, el informe cita las revisiones del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) o las medidas de salvaguarda comercial para el acero, pero también el Plan de Acción del Acero y los Metales, que se prevé que la Comisiónpresente en marzo.
En este sentido, Mittal apela directamente a la Unión Europea para que actúe para proteger la producción local de las importaciones extracomunitarias y apoye la transición energética. «Se precisan medidas de esta índole en especial en Europa, que se vio afectada por un aumento de las importaciones en 2024, lo que agravó las presiones a las que se ve confrontada la industria europea», insistió el consejero delegado de la multinacional, que considera «crucial que se impulse una mejora en 2025, tanto a través del establecimiento de las necesarias medidas de ayuda de emergencia como con la creación de un entorno político que incentive la inversión necesaria para acelerar la descarbonización en Europa».
De momento, de aquellos planes verdes de 2021, que incluían proyectos en Francia, Alemania y Bélgica, solo se avanza con los de España y no con la ambición anunciada. Las únicas inversiones en marcha son la del horno de arco eléctrico de la acería de Gijón, que abastecerá a las líneas acabadoras de largos con 1,1 millones de toneladas y se espera que permita reducir en un millón de toneladas de CO2 las emisiones, y la ampliación de la factoría de Sestao, destinada a la división de planos, que elevará su producción hasta 1,6 millones de toneladas. Sin que se refuerce la acería de Avilés con otro horno de arco eléctrico, como piden los gobiernos regional y central y los sindicatos, la inversión vasca podría ir en detrimento de la producción asturiana.
A pesar del retraso en la descarbonización, la compañía destaca que el volumen de emisiones de ArcelorMittal, en términos absolutos, se ha reducido en un 50% desde 2018, y que, mientras esperan «más apoyo y avances en materia política», siguen con el trabajo de ingeniería, así como un enfoque por fases, que pasa primero por la construcción de hornos de arco eléctrico, como el gijonés, que puedan alimentarse con chatarra.
Mientras, la multinacional realiza sus grandes apuestas de inversión lejos de Europa.De hecho, ayer anunció que destinará 900 millones de dólares (unos 866 de euros) a la construcción de una planta eléctrica en Calvert (Alabama-EE UU), donde cuenta ya con una factoría cuya propiedad comparte con Nippon Steel y en la que están a punto de estrenar un horno de arco eléctrico de última generación de 1,5 millones de toneladas. Además, Arcelor ha elevado su ambición en India, donde quiere multiplicar por cuatro su producción y alcanzar los 24 millones de toneladas en 2030, y en Brasil, con nuevas líneas acabadoras en desarrollo con un presupuesto de 700 millones de euros.
El grupo prevé que sus inversiones en 2025 se sitúen entre 4.500 y 5.000 millones de dólares (entre 4.333 y 4.815 de euros), de los que 3.400 millones (3.274 en euros) estarían destinados a proyectos de descarbonización, entre ellos el horno eléctrico gijonés.
La Bolsa acogió con euforia los resultados de Arcelor, hasta el punto de que los títulos de la siderúrgica cerraron la sesión con un alza del 13,21% en el parqué madrileño. Arcelor logró en 2024 un beneficio atribuido de 1.339 millones de dólares (1.290 millones de euros), un 45,7% más que en 2023, cuando ganó 919 millones de dólares (886 millones de euros), unos datos mejores que los previstos. No obstante, hay que tener en cuenta que en el ejercicio anterior había sufrido deterioros importantes, ya que estuvo marcado por la salida de Kazajistán, tras el grave accidente en una mina de su propiedad en el que fallecieron más de 40 personas, y de la Acciaierie d'Italia (ADI), tras los desencuentros con el Gobierno de Giorgia Meloni y la fracasada operación para reflotar la antigua Ilva. El resultado bruto de explotación de la multinacional siderúrgica se redujo un 19,3% en 2024, hasta los 7.053 millones de dólares (6.796 millones de euros).
En 2024, sin embargo, los problemas llegaron, además de por el «difícil» contexto geopolítico, también por pérdidas relacionadas con el tipo de cambio y los costes de financiación, así como por mayores gastos fiscales. Además, la caída del precio del acero, que Arcelor cifró en un 7,4%, también supuso un fuerte impacto en sus cuentas. Junto con un descenso de las expediciones del 2,4%, que provocaron una disminución de las ventas del 8,5%, hasta los 62.441 millones de dólares (60.163 millones de euros).
Pese a todo, los datos son mejores de lo que se esperaban y se acompañan también de la previsión de un incremento de la demanda en este 2025, incluso en el Viejo Continente. «A la vista de los bajos niveles de inventarios, especialmente en Europa, la sociedad confía en que a la mejora de la demanda real se sumará un movimiento de reconstitución de stocks», explica la compañía en el informe de resultados.
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