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Los hornos altos de la planta de British Steel en Scunthorpe. E. C.

Reino Unido se plantea nacionalizar British Steel para no perder su siderurgia integral

La compañía pertenece a la china Jingye, que prevé cerrar los últimos hornos altos del país; en Asturias hay voces que han pedido una medida similar

Viernes, 6 de diciembre 2024, 01:00

Las multinacionales siderúrgicas no están dispuestas a abordar su descarbonización en Europa en las actuales circunstancias. Cada vez son más las que advierten de ... que la reducción de emisiones se producirá mediante el recorte de actividad y la pérdida de miles de empleos, mientras los gobiernos intentan frenar esos ajustes a base de talonario, pero ni así convencen a las empresas, que piden más ayudas. En esta situación están las factorías de Arcelor en el Viejo Continente, incluida la asturiana, pero no solo ellas. Reino Unido lleva meses con la amenaza sobre la mesa de perder su siderurgia integral.

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En septiembre Tata Steel apagó definitivamente sus hornos altos de Port Talbot, y British Steel, propiedad de la china Jingye, pretende hacer lo propio con los de Scunthorpe. De hecho, el Gobierno de Keir Starmer ha reconocido que, como último recurso, se plantea renacionalizar la empresa. Se trataría, de alguna forma, de revertir el duro proceso de privatización y reconversión acometido por el Ejecutivo de Margaret Thatcher a finales de los años ochenta.

La posibilidad de nacionalizar la siderurgia ante el anuncio de recortes masivos de empleos por la descarbonización no es algo ajeno a Asturias, donde distintas voces lo han propuesto durante el último año. Desde el PSOE de Gijón, el pasado mes de enero, y que luego fue desautorizado por el propio presidente del Principado, Adrián Barbón, a Izquierda Unida, CC OO o la diputada del Grupo Mixto en la Junta General Covadonga Tomé. En Francia, los sindicatos también empiezan a reclamar una nacionalización de las factorías galas.

En el caso británico se va más allá porque es el propio Gobierno central el que está barajando esta posibilidad, ya que Jingye no solo prevé cerrar los hornos altos, sino que mantiene bloqueadas las inversiones para construir los hornos eléctricos que permitirían mantener las acerías. En ningún momento, de hecho, ha planteado construir una planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) como la prevista en Asturias y con la que se pudiera mantener el carácter integral de la siderurgia del país, es decir, poder producir acero virgen a partir de mineral de hierro. No obstante, la inversión que anunció era incluso mayor que la barajada por Arcelor en Asturias, 1.250 millones de libras, más de 1.500 de euros, prácticamente 500 más.

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Según explicó el secretario de Empresas del Gobierno, Jonathan Reynolds, a 'The Guardian' hay conversaciones con Jingye para intentar rescatar la factoría, que da empleo a unas 4.000 personas. La empresa, que nació en 1967 tras la nacionalización de una docena de siderúrgicas, se privatizó a finales de los ochenta y fue desmembrada, pero tiene un periodo estatal reciente. En 2020, ahogada por los altos costes y la competencia exterior, fue nacionalizada durante 10 meses a la espera de comprador. Esta operación le costó al contribuyente unos 600 millones de libras (725 de euros). Finalmente, se hizo con ella Jingye, pero en ningún momento ha dejado de estar en crisis y de pedir ayudas al Gobierno, que además recela por su origen asiático.

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