«El juego en Europa de ser líderes en innovación regulatoria en IA es arriesgado»

El CEO de Dive centrará su intervención en la última generación de la IA y sus impactos a nivel social, medioambiental y de organizaciones, desde dos perspectivas, la de su potencial y capacidad de evolución y la de los riesgos de estas tecnologías. Recuerda Flórez, en este sentido, que la IA ya se ha venido usando en los últimos 20 años «con mayor o menor intensidad», en el ámbito de las empresas fundamentalmente orientada hacia la mejora de la eficiencia de los procesos y la eficacia en la toma de decisiones tendentes a aportar más valor. Sin embargo, la IA «con la que contamos ahora supone un cambio muy importante. Hay una transición de las organizaciones a cómo impregna esto en la sociedad, en las personas, y a nivel global». Y dos son las áreas que son clave: la salud y el medioambiente. En el primer caso, todo lo relacionado con el desarrollo de fármacos, la monitorización y seguimiento de pacientes, la mayor velocidad en el desarrollo de ensayos clínicos o una precisión superior de los diagnósticos. En el segundo, la IA puede servir para la monitorización de corrientes oceánicas o la obtención de información para la prevención de desastres.

Una tercera pata en lo que a impacto se refiere es la referida a la participación ciudadana «con dos caras de una misma moneda, una en cuanto a riesgo, por lo que supone de capacidad de manipulación y otra en cuanto a oportunidad, por la posibilidad de lograr un modelo más participativo».

Tira José Luis Flórez de una frase del historiador y escritor Yubal Noah Harari para visualizar la realidad del cambio que se avecina: «la IA ha hackeado el sistema operativo de la civilización». Y, en su opinión, «tiene mucho sentido. Si tú tienes un sistema que es capaz no solamente de responderte como esperarías que lo hiciera una persona, sino también que resuelve tareas para las que tú inicialmente no lo habías entrenado, estarías ante algo que es un antes y un después. Y eso está muy cerca». No obstante, considera el CEO de Dive que aún queda «humo por disipar». «Todavía no disponemos de un sistema ni estamos cerca de una arquitectura ni de un paradigma de la IA que permita que la propia IA vaya de forma autónoma a resolver problemas. Aunque con los pasos que se han dado, parece razonable pensar que en las próximas décadas se acabe consiguiendo. Todavía queda camino».

Respecto a una democratización real de la IA, Flórez asegura que si bien las capacidades están ahí, el problema se suscita con el desigual reparto a su acceso. «Los países más desarrollado van a poder utilizar estos medios de forma más accesible que el resto. Lo que pasa es que cada año es mucho más rápido que lo que pasaba hasta hace poco en una década. Y eso siempre tiene el problema de esa desigual distribución, que es injusto».

En el ámbito mundial, y comparando Europa con EE UU y China, Flórez habla de manera «categórica»: «Nos estamos quedando atrás». Lo achaca a que en Europa «se ha jugado a nivel de posicionamiento y estrategia la carta de la regulación. Queremos hacer esto seguro. El problema de regular antes de que se sepa lo que tienes que regular y el impacto de lo que tienes que regular es que lo estás haciendo en vacío y.o puedes quedarte corto o pasarte de frenada, dejando a tus empresas en inferioridad de condiciones respecto a las de EE UU, que es nuestro proveedor de tecnología». Recuerda aquí que «ya perdimos hace años la carrera del dato y cuando tienes el dato, también tienes la inteligencia que parte de él». Por eso, en este momento, Flórez cree que «el juego de ser líderes no por innovación tecnológica sino por innovación regulatoria es arriesgado».

No obstante, no está todo perdido para este experto. Hay talento y equipos, dice, «nos falta el sentido práctico y estratégico, definir las apuestas y dotarlas económicamente como se debe». Y Asturias también tiene mucho que decir aquí, con una Universidad con un nivel de calidad «muy competitivo» en el ámbito tecnológico y con personas con experiencia y empresas pioneras en este ámbito. José Luis Flórez aboga por «elegir bien las apuestas» y por «una integración mayor entre administración pública. Universidad y empresas. Tiene que haber un foro permanente de discusión para definir ese camino y las estrategias. De ese triángulo pueden partir iniciativas para el desarrollo de ciertas soluciones tecnológicas que pudieran ser comercializadas a nivel internacional. Nuestra capacidad de escalar será estrecha, pero mientras sea profunda será competitiva».