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La producción de la industria asturiana interrumpe once meses consecutivos de crecimiento interanual al registrar en marzo una caída del 2,6%. Así lo ... recoge el Índice de Producción Industrial de Asturias (IPIA) publicado ayer por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) que, sin embargo, muestra que el acumulado del primer trimestre se mantuvo en terreno positivo, con un alza del 1,6% con respecto al mismo periodo del pasado año. El principal motivo de este retroceso –que otras estadísticas ya apuntaron en algunos meses de 2024– reside en el notable descenso experimentado por la rama de energía eléctrica, del 18,6%, con lo que rompe la tendencia previa.
No es el único subsector que lastra a la industria asturiana. «Algunas líneas siderúrgicas también han mostrado debilidad, arrastrando a la rama de metalurgia a una reducción del 1,1%», lo que evidencia el impacto de la crisis de esta actividad, agudizada por los aranceles del 25% impuestos al acero por el presidente Donald Trump. Aunque las plantas asturianas de Arcelor tienen un nivel residual de exportaciones a Estados Unidos, sí se verán afectadas, al igual que el resto de la industria regional, por el impacto indirecto. Es decir, por la mayor entrada de productos siderúrgicos en Europa procedentes de países extracomunitarios que evitan la nación de las barras y estrellas por sus mayores gravámenes y también por la caída del comercio internacional en los que sí son destinos de las exportaciones asturianas, como Francia y Alemania. Si su industria se debilita, lo más probable es que la española también lo haga.
De ahí que la siderurgia del Viejo Continente reclame a la Comisión Europea que agilice la implementación del Plan de Acción para el Acero y los Metales, la hoja de ruta ideada para salvar un sector clave y del que dependen miles de puestos de trabajo directos e indirectos, que además suelen estar bien retribuidos. Porque no son solo los aranceles lo que amenaza a la siderurgia. También merma su competitividad la creciente entrada de acero 'sucio', como se conoce al fabricado fuera de la Unión Europea, con costes mucho más bajos al no tener que hacer frente a tasas medioambientales y ofrecer peores condiciones a los trabajadores frente a las que tienen los europeos. Los costes del CO2 también complican la actividad que, además, se ha visto alterada por la incertidumbre generada por los conflictos geopolíticos.
Este complicado escenario en el que se mueve la industria asturiana se percibe también en la rama de fabricación de productos metálicos y en la de otras industrias manufactureras, que registraron en marzo descensos del 8,4% y 8,6%, respectivamente.
En el lado positivo, se mantuvo la fortaleza de la industria transformadora de los metales, con un crecimiento del 6,8%; al igual que la de alimentación y bebidas (6,5%) y de la industria farmacéutica, que «anuncia, además, significativas inversiones en algunas importantes líneas de producción, lo que contribuye a que el conjunto de la industria química alcance un crecimiento del 1,5%», apunta Sadei. También las industrias extractivas anotaron un valor positivo, con un incremento interanual de su actividad del 2,3%.
Al margen de los resultados de producción en sí, marzo destacó por «la profusión de noticias que afectan al futuro inmediato de la actividad industrial», anota el análisis, que alude a los «vaivenes» de la política comercial de Estados Unidos, que «incorporan incertidumbre a las empresas asentadas en la región, que varía en función de sus actividades concretas o del grado y áreas de internacionalización». No obstante, en la vertiente geopolítica, las maniobras de Trump «aportan un hasta hace poco inesperado impulso a las empresas armamentísticas, que anticipan futuros incrementos de plantillas, implantación de nuevas empresas y complejos procesos de integración y colaboración entre ellas».
También hace referencia Sadei a la ampliación de las instalaciones de Mieres Tubos por parte de Talleres Alegría, así como la inversión anunciada por la china Sunwafe para fabricar fabricar lingotes y obleas de silicio para placas fotovoltaicas en Gijón, en terrenos de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA). «Persisten, en sentido contrario, las dificultades de algunas empresas de ingeniería que, en ciertos casos, acumulan meses al borde del concurso de acreedores», en alusión a Duro Felguera e Imasa.
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