El grupo suizo condiciona el empleo a partir de 2021 al coste energético

En el contrato firmado por Alcoa y Parter figura la obligación que contrae el grupo suizo de mantener el 100% del empleo durante 24 meses, es decir, hasta julio de 2021, pero a partir de ahí todo es un futurible. Ante esta situación de incertidumbre, los representantes de los trabajadores trataron de amarrar algunas garantías durante las reuniones que mantuvieron con el comprador.

La negociación finalizó con varios escenarios posibles que se recogen en el plan tecnológico, industrial y de recursos humanos que el inversor presentó a la parte social y al que tuvo acceso este diario. Por un lado, Parter se compromete a garantizar el empleo de 400 trabajadores en las dos plantas durante un año adicional a los pactados con Alcoa si la facturación para 2021 supera los 87 millones y 500, en el caso de que esté por encima de los 170 millones.

Si además de este último condicionante, se lograran arrancar las series de electrólisis -exige para ello un precio de la energía inferior a los 40 euros por megavatio hora-, los puestos de trabajo aumentarían hasta los 628. Sin embargo, en ningún caso se compromete a mantener a la plantilla al completo, compuesta por 686 trabajadores, más allá de los dos años pactados con Alcoa.

Los representantes de los trabajadores trataron, asimismo, de buscar una posible salida pactada para aquellos operarios de las series de electrolisis que, ante la incertidumbre que se cierne sobre sus puestos a partir de 2021, no quieren continuar trabajando para Parter. Para ellos, el grupo suizo ofrece un programa de bajas voluntarias. Recibirán una indemnización de doce meses por despido según sus salarios de 2018, pero deberán tomar la decisión en un plazo máximo de seis meses desde el momento en el que se haga efectiva la venta. Se aleja de la compensación de 60 días por año sin límite de anualidades más 10.000 euros de indemnización para cada uno que se pactó con Alcoa en el plan social.

Por otra parte, el plan industrial de Parter contempla una inversión en las dos plantas de unos 36 millones de euros (40 millones de dólares) para reforzar las instalaciones de fundición y producir lingotes de aluminio para los sectores de la construcción, la automoción y el aeroespacial.

Asumirá las factorías con unas pérdidas anuales que rondarían los 30 millones de euros y unas ventas de 94 millones, que espera duplicar en 2022. Estima que para entonces su facturación será de casi 180 millones. Sin embargo, ni ese aumento permitiría a las instalaciones ser rentables. Su plan de negocio habla de pérdidas que se reducirían a seis millones en 2021 y a apenas 70.000 euros al año siguiente, el último del que ofrece cifras, pero en ningún caso lograría entrar en beneficios.