Dos miradas libres para el cine

Se comen la pantalla. Mariona Gomila y Macià Arguimbau, sin ninguna experiencia previa ni en cine ni en teatro, consiguen con sus ojos transmitir toda la inocencia, la ilusión, los miedos y las alegrías de los niños. Ellos son en 'La vida lliure', la película de Marc Recha ambientada en la Menorca de principios del siglo XX a competición en la Sección Oficial del FICX, Tina y Biel, los niños cuya madre emigra a Argelia en busca de una vida mejor y quedan al cuidado de su tío. Ellos son quienes viven esa vida libre en contacto con el mar y el campo. Son los dos menorquines y llegaron a la película a través de un casting: «Yo iba con una amiga por la calle, vimos un cartel que lo anunciaba y nos presentamos», explica Mariona, que tiene ahora trece años y afronta su segundo curso en la ESO. Fue la elegida, y eso que prefirió irse de campamento a hacer una segunda prueba. Pero esa cara y esa voz estaban llamadas a ser la Tina que lee cuentos a su hermano pequeño y la prueba esperó por ella.

Él, Macià, recordaba ayer que cuando llegó a su cole de Ciudadela y les dijo a sus compañeros que iba a hacer una película no se lo creían. Tampoco se lo creía él, encantado con la aventura, de la que disfrutó mucho, aunque el primer día se puso nervioso al ver a tantas personas alrededor. Y eso que había que trabajar, y repetir y repetir: «Hasta veinte veces tuvimos que grabar lo mismo», decía ayer un tanto quejoso, porque el cine es así, y porque en una película ambientada a principios del siglo XX «si pasaba un avión teníamos que repetir».

Fueron dos semanas de rodaje, aunque ellos habían ensayado juntos antes para hacer su papel de hermanos en la ficción. Una ficción que les ha hecho pensar en lo que fue el pasado que vivieron aquellos niños: «Yo creo que era muy peligroso, por lo de la gripe», dice Macià, porque la epidemia entonces se cobraba la vida de niños y mayores. Les cuidaron durante esas dos semanas, tuvieron la oportunidad de trabajar con Sergi López y Miquel Gelabert, pero faltaron al colegio. «Yo echaba de menos a mis amigas», dice ella; él, en cambio, reconoce que no le importó tanto faltar a clase. En conclusión y resumen, se lo pasaron bien, la experiencia les permitió descubrir un mundo hasta ahora desconocido y verse en pantalla grande, que siempre impresiona. «Yo lloré», explica Mariona, que añade que sus padres están encantados. De momento no tienen claro si quieren continuar su carrera como actores.

Poner a trabajar a dos niños es también un reto para los adultos. Marc Recha se lo jugó todo a un casting para encontrar en Menorca a los dos niños con el ánimo de rodar con el acento del catalán de la isla. Ese proceso dio sus frutos y la actriz Nuria Prims fue quien se ocupó de ayudar a los críos a convertirse en actores: «En el casting se puso el hilo en la aguja», se eligió a «dos niños con la sensibilidad y el magnetismo necesarios» y luego hubo que trabajar. «Han sido muy valientes, porque todos los rodajes son duros y este, en tan poco tiempo, en exteriores, en la playa, en el monte, más».