«Las salas son más importantes que nunca, hay un cine hecho para ser vivido en colectivo»

Meritxell Colell (Barcelona, 1983) y Lucía Vasallo (Buenos Aires, 1976) presentan en la sección Tierres en trance su filme 'Transoceánicas' (2019), premiada en Industry Days de FICX. La película puede verse desde ayer a través de la plataforma Filmin, donde como todos los títulos del festival ha de limitarse a la pequeña pantalla, debido a las restricciones por la pandemia. La cineasta catalana nos habla de su trabajo.

-¿Cómo nace esta película a cuatro manos?

-Después de trabajar juntas en varios proyectos, cuando vuelvo a Barcelona -donde Lucía vivió una década- pensamos cómo mantener el vínculo con el cine y, por otro lado, las dos entendíamos ese yo que se pierde cuando dejas una ciudad en la que has vivido. De ese deseo de comunicarnos y de reconectar con la ciudad en la que ya no estás, de vivir en ella a través del otro, surge la idea de mandarnos presentes, en el sentido de instantes y de regalos. Así nos fuimos intercambiando cartas e imágenes que acabaríamos estructurando como película.

-¿El propio intercambio trazó el guion?

-La vida siempre te da material para hacer cine. No había un guion preestablecido y para nosotras eso era muy importante, porque en el momento en que te vuelves consciente de estar haciendo una película se pierde algo en esa comunicación, que es lo que queríamos lograr, seguir conectadas con el motor de la relación, el deseo de ese abrazo.

-El filme es también una suerte de poética de su forma de hacer cine.

-Reivindicamos aquí un cine libre, juguetón, sin ataduras a una narrativa ni a la industria, un oficio artesano, vinculado con la vida y llegar a un lugar colectivo a través del elogio de la amistad. Lo más interesante del cine es que por mucho que algo sea personal se pluraliza.

-En su obra los límites entre ficción y no ficción son borrosos.

-Mi forma de plantearme los proyectos es tener los canales abiertos a lo que acontece, a partir de ahí qué es documental y qué ficción es difícil de saberlo. A veces retratas la vida y eso que te parece tan real está siendo actuado por alguien consciente de la cámara y en cambio hay momentos de ficción donde la persona está encarnando eso de tal forma que no hay ficción en ella. Muchas veces parto de una escritura más ficcional y luego tengo la necesidad de escribir con la realidad. En 'Transoceánicas' lo bonito ha sido ese intercambio, que nunca esperas lo que va a pasar del otro lado, como en la vida.

-Barcelona, Buenos Aires son protagonistas como otros espacios físicos en sus películas.

-Los espacios son claves porque un territorio define una identidad y en el cine, en toda creación, hay una búsqueda de identidad colectiva o individual y para ello te tienes que plantear cuestiones sobre el territorio y eso implica filmarlo. Mi acercamiento a los lugares suele estar recorrido por estados emocionales, me parecen interesantes las resonancias que se generan entre ese espacio que te configura y por donde vas transitando en la vida. Es la búsqueda de ese espacio como un eco.

-En sus personajes hay una identidad múltiple, habitan entre dos o más mundos como Mónica en 'Con el viento'.

-Me interesa esa idea, pero cuando piensas en cómo los jóvenes se proyectan en esas identidades tienden a buscar la identidad múltiple en su propio cuerpo cuando para mi tiene que ver más con el territorio, es en el paisaje y en las otras personas donde puedo encontrar otra forma de ser en mí misma. Esa es la búsqueda, cómo nos arraigamos y nos desarraigamos según en qué lugares estamos.

-¿Qué papel tienen hoy festivales como FICX y las plataformas digitales?

-Son lugares de apoyo para este cine que quizá habita en los márgenes y es muy necesario. En nuestro caso gracias al premio de Industry Days de FICX pudimos terminar la película. Las plataformas son una oportunidad para difundir tu trabajo, pero las salas son más importantes que nunca porque hay un cine hecho para ver en pantalla grande y para ser vivido en colectivo.