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Carmen Martínez, investigadora del CSIC, en el viñedo de la finca experimental que el Centro gestiona en Carballo.
El mejor vino blanco se cultiva en Cangas

El mejor vino blanco se cultiva en Cangas

Recupera y comercializa variedades autóctonas adaptadas a la viticultura heroica, propia de la región

isabel Gómez

Miércoles, 14 de enero 2015, 23:16

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Ya no hay vuelta atrás. Tras dos década de trabajo, Asturias ha recuperado el cultivo de la vid. La producción, que crece año a año, se circunscribe a la comarca del Narcea y se enmarca en la llamada viticultura heroica, un modelo propio de territorios de montaña, con altitudes superiores a 700 metros y fuerte pendiente. El cultivo en esas condiciones límite precisa de unas variedades extremadamente adaptadas, como el albarín blanco y negro, el verdejo negro y el carrasquín, especies que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado salvar de la extinción y ha reproducido hasta lograr la venta libre de algunas de ellas.

Es el caso del albarín blanco, una variedad que, tras cinco años de venta restringida, ya está al alcance de cualquier viticultor. De hecho, ya ha despertado el interés de productores de Galicia y Castilla y León, que pueden sumarse a una producción que, de momento, tiene su referencia en las fuertes pendientes del concejo de Cangas del Narcea.

El atractivo de esta variedad no sorprende a quienes la conocen. «Es muy aromática y de maduración temprana. Probablemente sea de las mejores de España para la producción de vinos jóvenes». Lo afirma Carmen Martínez, responsable del grupo de Investigación de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia, que desde 1991 gestiona una finca experimental en la localidad canguesa de Carballo.

En este viñedo se cultivan otras variedades autóctonas, como el verdejo negro, que también se comercializa de forma libre: «Y en breve pondremos a disposición de los viticultores el albarín negro y el moscatel de grano menudo rojo y negro», anunció ayer Martínez, durante una visita a la finca.

«Ayuda a fijar población»

El cultivo de estas vides también permite desarrollar investigaciones para mejorar la resistencia a enfermedades y, por tanto, reducir el coste y los efectos nocivos de los herbicidas, y reducir el crecimiento de malas hierbas que compiten con la vid. Los trabajos del CSIC también prestan atención a los microclimas, a fin de determinar las variedades que permiten obtener vinos de mayor calidad en cada zona. Para ello, los investigadores cuentan con 42 puntos de estudio en la comarca. Son los viñedos de los productores que adquirieron las variedades durante la fase de venta restringida, con los que se firmó un convenio para posibilitar esos estudios: «Estamos sembrando para el futuro», indicó Martínez.

Ese futuro, a su juicio, también viene de la mano de la extensión de la viticultura heroica, que representa un 5% de la producción mundial de uva y que en Cangas del Narcea tiene su referente español: «Es un cultivo muy ligado a la tradición y en muchas zonas, el único posible, por lo que ayuda a fijar población en el territorio», explicó.

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