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El plato elaborado por TC28.

Legumbres para comer a dos manos

El campeonato nacional de tapas con legumbres, al que ha concurrido el restaurante de Mieres TC28, refleja la versatilidad de un alimento habitualmente relegado a los platos de cuchara

Martes, 30 de abril 2024, 19:23

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La venta de legumbres se dispara durante el invierno y se repliega los meses de verano. El frío y la cuchara han sido, desde antaño, inseparables compañeros de las leguminosas en el país, tendencia que sin embargo comienza a disiparse. No solo en verano se puede disfrutar de su encanto y tampoco son imprescindibles los cubiertos para gozar de su sabor.

La primera edición del Campeonato Nacional desTAPA las Legumbres Tierra de Sabor ha puesto en relieve la versatilidad y el potencial del producto incluso en el universo de la gastronomía en miniatura. Más de 45 chefs de toda la geografía española aceptaron el reto de elaborar singulares creaciones y presentaron sus originales propuestas a concurso aunque solo catorce se clasificaron para la fase final, celebrada ayer.

El restaurante asturiano TC28 Beber y Comer, emplazado en Mieres, fue uno de los elegidos. Mario Fernández Argüelles, por dos veces ganador del Campeonato de Pinchos y Tapas de Asturias y subcampeón nacional, presentó 'Potanzo', elaboración inspirada en el pote asturiano que sustituye la faba por el garbanzo pedrosillano. Todo ello, trasladado al formato pincho para poder disfrutarlo en dos bocados utilizando solo las manos.

Su propuesta no fue, en esta ocasión ganadora y el oro se lo llevó 'Caviar de Pueblo', de la cocinera Sharon Abellán Verdú, que oficia en El Racó de Pere i Pepa, en Alicante. Su innovadora tapa es una descomposición de un plato típico de Pinoso, localidad donde se ubica el restaurante, a base de costilla de cerdo, manitas de cerdo, blanquito, morcilla, patata y garbanzo.

En segundo lugar se clasificó Daniel Delgado, del Restaurante Cobo Estratos (Burgos), con un guiso de judiones con callos de bacalao acompañado de un salmonete de roca aderezado con un aceite de su cabeza y sus escamas fritas. El bronce correspondió a un divertido trampantojo que simulaba un gofre con nata. Obra de David Lorente, Nola Gras (Zaragoza), era en realidad un crujiente de callos a la madrileña con hummus y espuma de judias y yema curada.

Las legumbres dejaron la cuchara a un lado para adentrarse en el terreno de la cocina en miniatura y ampliar su universo, habitualmente reducido a guisos y platos más tradicionales.

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