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Con la Rampa de San Lorenzo, el Campu Valdes y la iglesia de San Pedro por vecinas próximas, y con el Rinconín cerrando la panorámica lejana, el Cantábrico bate olas a veces ante la misma puerta, mientras sus galerías enmarcan el paisaje como lo que es: el principal privilegio urbano y natural de Gijón. Pero frecuentemente ingrato: los guisos de tradición y lentitudes frente a la playa lo tienen difícil, dado que la condición de paso y paseo primordial, aires salobres y saludables incluidos, no favorece la hostelería de estancia larga y mantel de tela. Siempre hay excepciones. Por ejemplo La Taberna del Piano («restaurante, horno y asador, de taberna sólo lleva el nombre», especifican) con su piano nominador, en uso y concierto frecuente, que preside el comedor del primer piso. Dado que abrió sus puertas en 1990, lleva treinta y cuatro años sonando y funcionando, que el destino a buen puerto puede tejerse si manejan los hilos manos y mentes bien capacitadas. José María Moirón y María Teresa Sanz lo lograron a vida y logro propios compartidos por muchos parroquianos, siempre amigos y clientes satisfechos. Ambos, llegado el momento, hace tres meses escasos, decidieron jubilarse. Bien hecho; tras la obra, el descanso.
Dirección: calle Cabrales, 12 - Gijón
Teléfono: 985 34 22 57
Propietario: Hugo José Pérez González
Cocina: Linda
Sala: Javier Marcos
Web: latabernadelpiano.es
Aquí entra en escena Hugo, un joven gijonés que pasó de fresador a encargado del café de su padre, el Cristina, de famosa tortilla de patatas y centro social de Pumarín. José y él, clientes mutuos, pactaron el mantenimiento del legado. ¿Cambios? Apenas. ¿Para qué cambiar lo que, en su clase y estilo, no tiene parangón?
Ingredientes: 2 patatas cortadas en rodajas panaderas. 2 buenos lomos de bacalao. ½ pimiento rojo. ½ pimiento verde. ½ cebolla. 1 vasín de vino blanco. 1 vasín de caldo de gallina. Aceite de oliva extravirgen.
Elaboración:
1. Freimos las rodajas de patata sin que lleguen a dorar.
2. Las colocamos de lecho en una fuente refractaria.
3. Sobre ellas disponemos los lomos de bacalao tras su correspondiente remojo según el punto de sal que tengan (mejor bien seco, bien salado, y de cuarenta y ocho a setenta y dos horas en remojo con los consiguientes cambios de agua cada ocho o doce horas).
4. En una sarten a fuego lento pochamos cebolla picada y tiras finas de pimiento rojo y verde.
5. Alcanzado el punto meloso de las verduras, vertemos el sofrito sobre el bacalao.
6. También vertemos los vasinos de vino blanco y caldo.
7. Metemos la fuente en el horno previamente calentado a 190º unos 15 minutos.
8. Sacamos la fuente y servimos.
Seguirán la parrillada de verduras, las parrochinas, los chipirones, el pulpo, las bacaladas, el bacalao, el confit, el chuletón, las carrilleras, los cachopos, el arroz con leche requemado, todo en casero y en plural, a la secillez o de variadas salsas y maneras, siempre con naturalidad, gracia y abundancia. Y siempre significa hoy como ayer.
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