Samuel Carro
Tras imponerse como mejor coctelero de Asturias, y antes de ir a la final nacional, pide «perder el estigma de que los cócteles son solo para emborracharse»
José M. Requena
Sábado, 21 de junio 2025, 02:00
Asturias ya conoce quién es su mejor coctelero. El coruñés Samuel Carro Taibo, que oficia desde su apertura hace un año en El Alquimista de Oviedo, se llevó esta semana el primer premio en el Campeonato Regional de Coctelería. Ahora viajará a Mallorca para competir en la final nacional.
–Enhorabuena por ese premio.
–Muchas gracias. Lo cierto es que fue totalmente inesperado, porque me presenté a última hora y fui allí sin esperarme nada. Es una responsabilidad, porque voy a ir a la final nacional defendiendo mi título. Es un peso y un orgullo.
–¿Qué lleva ese cóctel ganador?
–Un zumo clarificado a base de fresa semi deshidratada, para concentrar los azúcares de la fruta. También lleva vinagre de jerez, té verde y un ron Matusalén rosado. Es un ron que pasa una temporada envejeciéndose en barricas de vino tempranillo, que le da un toque distinto. Lo completé con un licor de cereza, y licor Italicus, a base de rosa, bergamota y palo santo. El toque final es un poquito de cava. Le puse por nombre 'Lo no dicho', porque los mejores brindis no necesitan un porqué, una intención.
–¿Cómo es el proceso de creación de un cóctel así?
–Cada persona lo hace de una forma distinta. Yo estudié hostelería, así que tengo de base conocimientos de cocina que me ayudan un montón. Pero lo que más me ayuda es dibujarlo. Dibujo la fresa, pienso con qué me va bien, dibujo la copa, el tipo de hielo que quiero… Y también leer, estudiar. Tengo la casa llena de libros. Y, por supuesto, prueba-error. Muchas veces en mi cabeza suena todo genial, pero a la hora de ensamblarlo tienes que andar retocando todo hasta que das con el resultado esperado. Me pasó con este: lo plasmé todo en papel y a la hora de ensamblarlo me di cuenta que me faltaba un poco de aquí y de allá.
–¿Cómo comenzó en el mundo de la coctelería?
–Fue en Santiago, en mi anterior trabajo, en el restaurante O Sendeiro. Yo me encargaba de hacer la coctelería del restaurante, hacíamos menús maridados con cócteles y yo gestionaba todo eso. Gracias a ellos también empecé en cursos de coctelería, en Coruña.
–Hablaba de menús maridados con cócteles. ¿Es la coctelería la gran olvidada de la alta cocina?
–Sin duda. Es verdad que en los últimos años se está empezando a mover en ese aspecto, pero aún queda un camino bastante largo, sobre todo en ciudades más pequeñas. En ciudades grandes, con más oferta, la gente está más actualizada, pero en las ciudades pequeñas hay demanda solo a base de ir enseñándoselo a la gente poco a poco.
–Es importante que ustedes hagan esa labor divulgativa.
–Claro, muchas veces es una cuestión de desconocimiento. Es nuestra responsabilidad dar otra opción al cliente, que vaya más allá del típico gintonic, hay otras opciones que se pueden adaptar perfectamente a ese tipo de sabores amargos del gintonic, en este caso.
–¿Los asturianos nos atrevemos o no salimos del gintonic y el cubalibre?
–Hay de todo, pero por lo general son bastante abiertos, no hay queja.
–¿Tiene nivel Asturias en coctelería?
–Sí, sin duda. Hay sitios muy buenos. Los chicos con los que compartí el día de la final se nota que son gente que controla, que tienen ilusión y que tienen ganas de seguir con esto.
–¿Hacia dónde va el futuro de la coctelería?
–Gran pregunta. No sabría decirte. No sé a dónde va, pero sí sé a dónde me gustaría que fuera: que en unos años se viera como alta cocina líquida, perder el estigma de que los cócteles son simplemente para emborracharse. Hay cócteles para comer, para disfrutar, para cada momento, pero muchos de ellos siguen siendo grandes desconocidos.
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