Muere el mayor polígamo

Nadie sabe cuántos hijos tuvo Mohammed Bello Abubakar. Algunas fuentes hablan de 185 mientras que otras de más de 200, pero todas coinciden en que dejó 97 viudas desconsoladas cuando murió hace una semana. El imán nigeriano tenía 93 años y algunas de sus esposas están embarazadas, por lo que solo cabe esperar que se incremente, aún más, la leyenda del hombre que desafió la Sharía, vigente en su tierra, y que establece el matrimonio con un máximo de cuatro mujeres siempre que se las trate con igualdad emocional y económica.

Sus dotes como curandero explican la sorprendente facultad para reunir tantas esposas. Al parecer, Bello gozaba de una extraordinaria reputación sanadora que atraía a numerosas pacientes. En muchos casos, la consulta finalizaba con la proposición de matrimonio, acreditada siempre por la voluntad divina. Las recién desposadas se sumaban a la extensa parentela, prácticamente hacinada en un destartalado bloque de apartamentos de la ciudad de Bida. El prolífico marido también debía tener excepcionales condiciones para la convivencia, ya que tan solo diez de sus mujeres recurrieron al divorcio y abandonaron el hogar familiar.

Pero lo que podría haber sido otro curioso récord Guiness se convirtió hace nueve años en un problema grave que manifiesta las contradicciones de Nigeria. El polígamo y su abundante familia residían en el norte del país, de mayoría islámica y conservadora. A pesar de que la república es una democracia con libertad de credo, los territorios de mayoría musulmana han implementado la rígida ley coránica y las autoridades locales dictaminaron que el clérigo se había extralimitado gravemente.

La sentencia fue taxativa. Entonces, el acusado contaba con 86 esposas y el tribunal que lo juzgó le concedió 48 horas para divorciarse de 82, una sentencia que no aceptó y que, recurrida, se convirtió en condena a muerte. Los abogados defensores apelaron entonces al Tribunal Federal, laico y basado en las leyes civiles, y la máxima institución judicial rechazó el castigo letal, levantó todos los cargos y aprobó su definitiva libertad.

El fecundo imán no perdió el tiempo y añadió otras 21 consortes para desconsuelo de sus detractores, que sospechaban que la familia de Bello era el germen de una secta.