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Alfonso Aragón, 'Fofito', en Gijón. DAMIÁN ARIENZA
Alfonso Aragón, 'Fofito': «Los niños de hoy se las saben todas»

Alfonso Aragón, 'Fofito': «Los niños de hoy se las saben todas»

El 'payaso de la tele' lleva medio siglo haciendo reír a los más pequeños

PABLO A. MARÍN ESTRADA

GIJÓN'.

Lunes, 30 de julio 2018, 01:08

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«¿Alfonso? No, no. Fofito aquí y en Roma». Aquí es Gijón y Alfonso Aragón (La Habana, 1949) es el mismísimo 'payaso de la tele', hijo de Fofó y sobrino de Gaby y Miliki. «Cuando llego a un hotel me dicen: 'Fofito, aquí tiene usted la llave'. No me piden ni la documentación. Me tratan con mucho cariño y eso es bonito después de tantos años. ¡Son muchos ya!». Concretamente más de medio siglo en la vida de un artista que dentro de un mes cumplirá los 69 y que afirma «ni se me pasa por la cabeza que me vayan a pagar por quedarme en casa. Lo mío es trabajar, seguir haciendo reír a los niños». Y a ello ha venido Fofito este verano a Gijón, de la mano de su amigo el payaso Tato.

«Nosotros veraneamos trabajando. Y encantados. ¿Un bañito? Claro. Las funciones son por la tarde y hay tiempo para pasear o ir a la playa», afirma, mientras se prepara para salir a la pista del circo que le ha puesto su colega Tato al lado de las piscinas de El Llano -«aquí también puedo dar nadar»- y que en unos días se trasladará a L'Arbeyal -«¡al lado de la playa!»-. Una sutil capa de maquillaje, su otra nariz, el borsalino y su inconfundible sonrisa bastan para atestiguar -con la misma seguridad de un empleado de hotel- que quien tenemos delante solo puede ser Fofito.

«¿Cómo me llaman en casa? Fofi. ¿Y mis nietos? Abuelo, ¡cómo me van a llamar!». Al payaso le cambia la voz y el humor al hablar de sus dos nietos. «En la guardería donde va la pequeña dijeron preocupados a sus padres que cada vez que oía una canción decía: 'Del abuelo'. Y así todo el rato: 'Esa, del abuelo'. Mi hija Mónica lo aclaró: 'Es que su abuelo es Fofito'». Con el mismo fervor habla de su nieto mayor, en quien cree ver un posible heredero de la saga que comenzó el bisabuelo Arturo Aragón a finales del XIX y que continúa la madre del pequeño, Mónica Aragón. «El niño me pide que le enseñe trucos y que le preste 'esa pasta que tú te pones en la cara', para pintarse. Me gustaría que siguiese la tradición, pero el padre no está muy de acuerdo», confiesa entre risas. «¿Si son distintos los niños de hoy de los que nos veían en la tele? Han cambiado mucho. Son más participativos, antes tenías que animarlos haciéndoles cantar o con el '¿Cómo están ustedes?' Y son más espabilados, se las saben todas. Tienes que esconder el chiste porque si no te lo desmontan: '¡Ahora se va a mojaaar! ¡Ahora se caeee!' A mí me sigue gustando igual divertirles y sentir su cariño. Cuando veo un niño, ¡es que me los llevaría todos a casa!».

Fofito asegura que el calor del público infantil «y que me divierto mucho» son motivos suficientes para no retirarse de un oficio que en su caso ha pasado por mejores o peores momentos y en el que la familia sigue siendo otro de sus pilares: «Tuve tres padres: Gaby, Miliki y el mío propio, Fofó. Fueron maestros y compañeros. Luego hemos tenido nuestros más y nuestros menos, como todas las familias. Ahora las aguas han vuelto a su cauce. Emilio (Aragón) me llama: '¡Fofi, que estoy en Boston con una orquesta!' Mi hermano Rody viene a pedirme el equipo. Como tiene que ser», relata.

Le preguntamos por el resto de la familia. Cuenta que sigue saludando a don Pepito, la Turuleca poniendo huevos y Susanita con una canción nueva que le regaló Miliki antes de irse. ¿Y Fofito? No hace falta preguntarle para saber que está bien.

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