Aitor Castaño Casielles, nuevo director del Colegio Corazón de María: «El acuerdo de la concertada con Educación fue de mínimos»
«Me toca mantener lo conseguido en todos estos años en matriculación, recursos y resultados»
Antes que director –el primero laico en los 87 años del Codema– Aitor Castaño Casielles (Riaño, 1980) fue profesor. Y antes que eso, alumno. Comenzó ... en el Colegio Corazón de María, en Gijón, «en parvulitos. Mi madre me decía que, de aquella, todo lo que ella ganaba iba para pagar el colegio». Tras estudiar Magisterio en la Universidad de Oviedo, regresó al centro, donde fue entrenador, monitor y cuidador de comedor mientras trabajaba para la empresa SyG Educación. La actividad docente la inició en 2007, como profesor de Audición y Lenguaje, dentro del departamento de Orientación. Desde entonces ha sido profesor en Infantil, Primaria y Secundaria, coordinador de Pastoral –también el primero laico– y, desde hace cuatro años, director de Primaria.
–El centro y su día a día guardarán pocos secretos para usted...
–La verdad es que me siento en casa. Además, el equipo directivo tiene una media de cuarenta encuentros al año, en los que hablamos de todo...
–Y ahora que está al frente, ¿siente el peso de la responsabilidad?
–Es un orgullo. Poca gente puede decir que trabaja de lo que quiere y en donde quiere. Me considero un privilegiado. Pero no deja de ser un reto.
–¿En qué sentido?
–Este es un colegio muy grande –el único centro educativo de la región de línea cuatro en todas sus etapas– y un referente en la educación asturiana. El listón de la exigencia está alto, por la sociedad y el momento en el que estamos, con una bajada de la natalidad y por la trayectoria que lleva el centro en los últimos años. Es un transatlántico que va bien. Toca mantener lo conseguido a nivel de matriculación, de recursos y resultados.
–¿Ser el primer director laico del colegio se va a notar en algo?
–Nuestra máxima es que algo tiene que cambiar para que nada cambie. Lo que importa es que seas una persona identificada con el carisma, la entidad y con lo que significa un colegio católico en Gijón hoy en día.
–¿Se van a mantener las líneas estratégicas del centro?
–Por supuesto.
–La semana pasada tuvieron una reunión de preparación del primer trimestre con el nuevo equipo de la consejería. ¿Qué tal con la nueva titular de Educación?
–El talante, la forma de hablar, de ofrecer... es otro. Cuando hablas con alguien con quien no tienes una relación de complementariedad se agradece que te trate de igual, que pregunte, que se interese, que incluso abra vías de comunicación para que desde la red concertada podamos hacer aportaciones.
–¿En el tema de la digitalización aprecian un cambio de postura?
–Creo que Eva Ledo tiene un punto de vista muy distinto al de la consejera saliente. Pero todavía no hay nada concreto. Hay unas instrucciones que salieron en una resolución el curso pasado y que de momento nos permiten acogernos al año de moratoria. Vamos a ver cómo se concreta todo a lo largo de este año.
–¿Escuelas Católicas seguirá adelante con el recurso ante los tribunales?
–Sí. El recurso sigue adelante. Abogamos por que se respete el principio de autonomía de los centros. Cantabria ha sacado una resolución, muy deseable, en la que dice que los recursos y la metodología a implementar depende de los centros, siempre y cuando esté recogida en el proyecto educativo o en las programaciones.
–¿Qué opina del acuerdo con Educación que libró la amenaza de huelga en la concertada a principios de curso? Los sindicatos dejaron claro que les parecía muy malo, de mínimos...
–Eso es. Es un acuerdo de mínimos, necesario, pero claramente insuficiente. A todos los niveles. Insuficiente a nivel económico para los docentes y a nivel de recursos para los centros. Lo saben.
–¿Y lo reconocen?
–(Asiente). Se nos dijo que entendían que nosotros deseábamos un acuerdo muy distinto, pero que con las circunstancias que había era el que se podía.
–¿Y ahora?
–Estamos en un momento, digamos, de calma, pero la reivindicación tiene que seguir ahí. Un ejemplo: un colegio como este tiene asignadas cuatro horas de dirección a la semana. Dos centros de titularidad pública que reunieran el mismo número de alumnos que tiene el Codema, 1.600, contarían con 50 horas. Económicamente hablando, de las 36 tablas salariales que hay en España –17, una por cada comunidad autónoma, para los docentes de la concertada, otras tantas para los compañeros de la red pública y las de Ceuta y Melilla, que dependen del Estado– los maestros de la concertada en Asturias somos el número uno en carga de horas lectivas y el 36 en sueldo. Con este acuerdo pasamos a ocupar el puesto 35. Pero en breve volveremos a la cola.
–¿Quién nos adelantará?
–Los compañeros de Aragón, que acaban de firmar una mejora de condiciones. Lo que digo, éramos los últimos y en unos meses volveremos a ser los últimos.
Diálogo abierto
–Y mantendrán las reivindicaciones, entiendo. ¿Cómo lo plantearán?
–Como un diálogo abierto pero con unas reivindicaciones que respalda la ley. Hace mucho que las autonomías tienen que caminar hacia la equiparación. Hay comunidades que están casi al 100%. La mayoría están en torno al 90 y tantos por ciento. Nosotros, en el 80% y para algunas cosas incluso menos.
–¿Siguen pendientes de que les lleguen los recursos para empezar a impartir asturiano en Infantil?
–Sí, pero nos han dicho que esta semana estarían.
–Baja la natalidad y aumenta la posibilidad de que se cierren aulas. ¿Es así?
–Sí, sí, claro. De hecho ha habido coles en Asturias y en Gijón que pierden unidades o en los que se fusiona al alumnado de tres y cuatro años en una unidad. Una de las cosas a las que se compromete la consejería es a no cerrar aulas durante el tiempo que permanezca vigente el concierto. Que tengamos la opción de volver a ofrecer esas mismas aulas al siguiente curso.
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