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Imagen de Silvia A. M. posando en su día junto al padre de la criatura. E. C.

El bebé asesinado en Nuevo Roces recibió 53 puñaladas

Así consta en el sumario, al que ha tenido acceso EL COMERCIO y en el que se revelan muchos cortes profundos

PABLO SUÁREZ

gijón.

Jueves, 11 de junio 2020, 01:16

53 heridas de arma blanca distribuidas por todo su pequeño cuerpo y algunas de ellas, de hasta varios centímetros de profundidad. Esas son, tal y como figura en la autopsia, las lesiones que presentaba el bebé asesinado en Nuevo Roces y hallado en un contenedor el 2 de agosto de 2019. El examen forense recoge que el neonato murió desangrado, en base a lo que considera que recibió, si no todos, sí la mayoría de los cortes, cuando todavía estaba vivo. El arma empleada habría sido, tal y como señala la investigación, un cuchillo de cocina con mango de madera y dientes de sierra, el cual quedó marcado en su agarre con varias manchas de sangre.

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El documento, parte central del sumario del caso, al que ha accedido en exclusiva EL COMERCIO, revela que el niño nació vivo y respiraba. Así lo aseguró también en su declaración en Comisaría la madre del bebé y autora confesa del crimen. En base a este testimonio, los investigadores mantienen que, consciente de que su hijo vivía, Silvia A. M. decidió darle muerte cosiéndolo a puñaladas, llegando incluso a ensañarse, tal y como evidencian las heridas superpuestas que presentaba el cadáver, envuelto posteriormente en una toalla verde, introducido en una bolsa de basura, después en una mochila y finalmente arrojado a un contenedor de basura.

El cadáver, el cual fue congelado una vez realizada la autopsia, fue hallado menos de doce horas después de que Silvia A. M. diera a luz. Prueba de ello es que, tal y como recogen los forenses, el cordón umbilical, con el que fue arrojado a la basura, no estaba desecado, un proceso que tiene lugar a partir de las doce horas del nacimiento. En este sentido, pese a que el cuerpo estaba frío cuando fue encontrado, los facultativos mantienen que el enfriamiento se acelera en el caso de recién nacidos, por lo que no supone un factor tan preciso respecto a la hora del parto.

«Respiraba pero no lloraba»

Tras su detención el 21 de septiembre, un mes después de presuntamente haber llevado a cabo el crimen, Silvia A. M., que confesó los hechos, apenas aportó detalles sobre el cómo y el porqué. En su declaración ante los investigadores de la Policía, la joven aseguró haber dado a luz en su domicilio mientras su novio se encontraba trabajando. Explicó que el parto se produjo en la cama matrimonial que ambos compartían, y que una vez consumado el nacimiento dejó al niño en la cama y se puso un pijama. Ya vestida, explicó que regresó a la cama, comprobó que su hijo respiraba, pero «no lloraba», y envolvió al bebé en una toalla. En este punto, preguntada por los agentes, Silvia A. M. asegura en el momento que desconoce por qué el cadáver presenta heridas de arma blanca. Sin embargo, posteriormente, en conversación con los investigadores, deja caer que lo acuchilló en varias ocasiones con un cuchillo de cocina y dice ser consciente de que le hizo daño.

Consumado el crimen, en torno a las cinco de la tarde del primer día de agosto, la Policía mantiene que la joven tiró el cuerpo sin vida de su hijo al contenedor de basura situado frente al bloque de edificios en el que vivía. Al día siguiente, Silvia A. M. conoce la noticia de la aparición del cadáver de su hijo nada más levantarse, tras lo que prosiguió con su vida normal.

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«Ausencia de expresión»

Es en la misma Comisaría, horas después de ser detenida junto a su pareja, cuando los investigadores muestran a Silvia A. M. una fotografía del cuerpo sin vida de su hijo minutos después de ser hallado entre bolsas de basura. Es en este momento cuando todos los presentes en la sala, los cuales esperaban que la joven se rompiese, se sorprenden por la frialdad que muestra la presunta asesina. Esta actitud es la misma sobre la que centra su atención el examen médico-forense al que se somete Silvia A. M. tras pasar a disposición judicial. En el informe, los facultativos consideran «llamativa» la «práctica ausencia de expresión emocional en ella», especialmente teniendo en cuenta la situación a la que se enfrenta la joven, quien afronta ahora, cuando tenga lugar el juicio, a una más que posible petición de prisión permanente revisable.

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