El padre ha solicitado recientemente el cuerpo para darle sepultura

El padre del bebé asesinado en Nuevo Roces ha solicitado en los últimos días hacerse cargo del cuerpo sin vida de su hijo a fin de darle sepultura. El joven, que fue exonerado por la jueza el pasado uno de junio, al considerar esta que no existían pruebas de peso suficiente como para mantenerlo como investigado por el crimen, trata así de poner fin a un suceso que ha dado un giro de 180 grados a su vida personal. En este sentido, fuentes familiares revelan que el joven se encuentra muy dolido con la que fuera su pareja y madre del bebé después de que esta tratase de incriminarle en su última declaración en sede judicial, donde aseguró que había sido su novio el que se hizo cargo del bebé sin que ella fuera conocedora del fatal desenlace.

Por este motivo, este ha decidido personarse como acusación particular y solicitará la prisión permanente revisable para Silvia A. M., así como una indemnización por los daños ocasionados durante el proceso.

Por su parte, la defensa de Silvia A. M., ejercida por el letrado Javier Menéndez Barbón, presentó ayer ante la Audiencia Provincial un recurso a la decisión de exonerar al padre del bebé, al considerar que sí existen indicios de que participó en el crimen. La defensa de la joven se aferra al hecho de que fue el propio juzgado encargado de la instrucción del caso el que solicitó la prueba para determinar la procedencia de los pelos encontrados en la mochila en la que fue introducido el recién nacido. Estas pruebas, cuyos resultados fueron recibidos hace apenas unas semanas, reveleraon que los pelos procedían tanto de Silvia A.M. como del padre del bebé y de la mascota de ambos. Estas pruebas, que insiste la defensa de la joven en que fueron pedidas por la propia jueza, serían para el letrado motivo más que suficiente como para mantener al padre como investigado, tal y como en un primer momento se había previsto.

Será un jurado popular el encargado de juzgar un crimen en el que, por el momento, Silvia A.M. figura como única presunta culpable de un delito de asesinato que podría suponerle una pena de prisión permanente revisable al concurrir los agravantes de alevosía y parentesco.