La Cámara fija en 16.000 visitantes el aforo máximo del recinto para la Feria
Elabora una adaptación al coronavirus con cierres parciales de pabellones, recorte de expositores, zonas de vía única y una estricta seguridad
ANDRÉS PRESEDO
GIJÓN.
Lunes, 1 de junio 2020, 01:35
Cuando restan apenas dos meses para la hipotética apertura de la Feria Internacional de Muestras de Asturias, aún se ciernen sobre su celebración no pocas incógnitas. En la balanza hay muchos elementos a favor, pero no menos aspectos que juegan en contra. La pandemia del coronavirus ha puesto en solfa los actos estivales ¿Será la Feria de Muestras inmune al tsunami de suspensiones?
Por el momento, nadie se atreve a dar una respuesta taxativa al respecto porque, entre otras cuestiones, España sigue en estado de alarma y ni que decir tiene, no existe un protocolo mínimo para un acontecimiento que basa su éxito en la masiva asistencia de espectadores. Garantizar un control de aforo o un cumplimiento estricto de las normas socio sanitarias en un recinto de estas características se antoja, cuando menos, complicado. Desde la Cámara de Comercio de Gijón se hace una apuesta segura por la celebración de la Feria, de 'su' Feria. Así lo manifestó el presidente Félix Baragaño y así se mantiene al día de la fecha. «Habrá Feria sí o sí», es el mantra que se repite en la Cámara de Comercio local, aunque eso no diluye las muchas las dudas e incertidumbres que se ciernen sobre tan incuestionable deseo.
Aforo y seguridad
El tamaño del recinto ferial gijonés permite un cierto margen a la hora de calibrar su aforo máximo en la actual situación. A tope, podría albergar hasta 35.000 personas de manera simultánea. Pero, la cuestión ahora es saber cuántos visitantes serían aceptables para cumplir las normas impuestas por la crisis sanitaria. La simulación se antoja compleja dado que, como es obvio, la movilidad una vez dentro no podría estar controlada de ninguna de las maneras. Ya existe, eso sí, una primera estimación de los responsables camerales: 16.000 visitantes. Con ese nivel de personas, se entiende que se mantendría la posibilidad de evitar aglomeraciones.
De todas maneras, se abren al respecto muchas incógnitas sobre el movimiento interno de los visitantes. Por ejemplo, ¿qué sucedería en la zona de restauración, de los tradicionales bocadillos, a la hora de demandar ese servicio? ¿se podrá mantener la distancia social de dos metros interpersonal? ¿Y el movimiento dentro de los pabellones? ¿Es imaginable un control mínimo de las normas de seguridad contra la pandemia?
Luego, estará el estricto protocolo de seguridad que deberá de aplicar la Feria para su trabajo interno, desde mamparas hasta la limpieza continua de los servicios higiénicos públicos, que deberán de ser higienizados después de salir cada uno de sus usuarios y antes de pasar el siguiente.
Expositores y tarifas
Sobre los expositores, se asume que el espacio disponible se reduciría de manera sustancial para tratar de evitar aglomeraciones y facilitar el paso de los visitantes, incluso en ocasiones con pasillos de dirección obligada de paso y sin posibilidad de vuelta atrás. En suma, visita de 'carril único'. Aún así, el Pabellón de Asturias o el de las Naciones se quedarían en la mitad de su capacidad y la galería comercial apenas llegaría a una tercera parte de su tradicional algarabía de expositores. El zoco no tendrá cabida y la restauración, un recorte relevante. Incluso, impensable la acumulación de coches en los stands de los concesionarios. Sería una Feria muy diferente, a pequeña escala y con obligados controles de movilidad.
Los expositores de la Feria son muy fieles. Lo demuestra que un 90% repiten todos los años, pero muchos ya han mostrado su reticencia a acudir este verano. No quieren perder sus derechos de espacio, pero tampoco participar de una Feria 'de circunstancias' y, en caso de hacerlo, es obvio que tratarán de negociar unos pagos de uso de espacio a la baja, lo que tendría su incidencia en la cuenta de resultados de la Cámara.