Cándido se despide de Tremañes

Aunque hace tiempo que le falla la vista, «no me hacía falta para dar misa, porque me la sé de memoria». Pero, con los 84 años a la vuelta de la esquina, empiezan a acumularse otros achaques y Cándido Viñas entiende que ha llegado la hora de despedirse de la que ha sido su parroquia durante cuarenta años. En unos días dejará Gijón, rumbo a un retiro en una casa de ejercicios de la Compañía de Jesús en la localidad vallisoletana de Villagarcía de Campos, donde nació en 1934. Ayer celebró su última misa en Tremañes, donde recibió un homenaje de los vecinos.

Señalado junto a José María Díaz Bardales como un referente de los conocidos como 'curas obreros', dejará como recuerdo sus años de trabajo por la mejora de un barrio en el que combatió activamente -muy implicado con la asociación de vecinos- el chabolismo y la falta de servicios básicos como el saneamiento y el alumbrado, y promovió multitud de actividades. Él se va, pero su labor se quedará en Gijón, como lo hará su nombre, en el callejero local desde la inauguración en 2013 de un parque en su honor. Una placa en este espacio le destaca como «jesuita obrero y entrañable vecino, que impulsó la lucha colectiva del barrio». Modesto, asegura que se lleva de Tremañes «mucho cariño».

Ordenado jesuita en 1953, estudió Magisterio en Filosofía y dio clases, entre otros sitios, en la Universidad Laboral. Pasó un año en Roma y también por La Felguera. Antes de dar misa en Tremañes, trabajó en Industria Laviada, el dique de Duro Felguera y de basurero en Limpiezas El Sol.