Campus de la Universidad de Oviedo en Gijón
Un ciclo que comienza en las aulas y acaba en la empresaLos centros universitarios hablan de una «auténtica integración» con el tejido empresarial de la Milla, en una relación simbiótica en la que todos ganan
Se reivindican como «un agente relevante» dentro de la Milla del Conocimiento y, a la vez, reconocen las múltiples ventajas que supone formar parte ... ese ecosistema. Los cuatro centros académicos que conforman el campus universitario de Gijón –la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI), la Escuela de Marina Civil, la Facultad Jovellanos y la Facultad de Enfermería– hablan de una «auténtica integración» en la que los beneficios son «recíprocos».
Con cerca de 3.000 estudiantes de grado y máster, la EPI es el centro de mayor tamaño de toda la Universidad de Oviedo. El hecho de que el perfil de las empresas que integran el Parque Científico y Tecnológico de Gijón esté «en total relación» con su oferta de titulaciones «nos ha permitido establecer una estrecha colaboración para organizar conferencias, talleres, visitas, concursos o premios relacionados con las temáticas más punteras de nuestro sector», comenta su directora, Inés Suárez Ramón. «Los estudiantes comienzan cada vez más pronto a complementar su formación académica con prácticas en empresa, y las empresas tienen la oportunidad de conocer al talento que más adelante formará parte de sus plantillas». En este sentido, anota, «disponer de un centro universitario cuya oferta formativa esté alineada con la actividad de una empresa es uno de los factores decisivos a la hora de establecerse en una región».
Es lo mismo que ocurre en la Facultad Jovellanos, en la que cursan estudios de grado y máster unos 1.400 estudiantes. «Impartimos estudios relacionados con Ciencias Sociales y gestión, de particular relevancia para entidades, empresas y organizaciones presentes en la Milla», pone de relieve su decana, Cristina López Duarte. Tanto las prácticas en empresas como las múltiples actividades «fuera del aula» que se organizan con profesionales y empresas del Parque Científico «permiten a nuestros estudiantes ver el valor inmediato de todo lo que están aprendiendo».
Destaca López Duarte la «fluida» interacción entre el centro y el tejido empresarial. Y pone como ejemplo las jornadas relacionadas con el emprendimiento o las de proyectos empresariales universitarios que cada año, desde hace más de 25, organiza el centro con la colaboración de algunas de esas empresas como patrocinadores y de Gijón Impulsa, como parte del jurado que valora las propuestas del alumnado y falla los premios.
Colaboración
Pese a su menor tamaño, la Escuela de Marina Civil –que apenas llega a los 300 alumnos– y la Facultad de Enfermería –de la que cada año salen aproximadamente sesenta nuevos profesionales– también destacan las sinergias que se establecen con las empresas del entorno y que, en el caso de la primera, facilitan su participación en «actividades formativas, de investigación y transferencia del conocimiento». Así, cuenta su director, Rubén González, «surgen proyectos nuestros en que esas empresas nos echan una mano». Y, en otras ocasiones, son esas empresas las que, inmersas «en desarrollos que tienen que ver con la Náutica, para los que tienen los conocimientos técnicos», recurren a la Escuela porque, para llevarlos a buen puerto, «necesitan gente que conozca la profesión y el entorno». Es una relación simbiótica en la que todos salen ganando.
Fernando Alonso, decano de la Facultad de Enfermería, destaca por su parte el «papel crucial» que, por ejemplo, ha jugado Gijón Impulsa «en la canalización del talento y el interés por la innovación» en el ámbito de la Enfermería. En el caso de esta facultad, la conexión directa con la Milla del Conocimiento y Gijón Impulsa han sido el Colegio de Enfermería y el proyecto CUIDALAB (Laboratorio de Cuidados), a través de los cuales se han creado redes que conectan a estudiantes y profesionales de la enfermería con empresas tecnológicas. Los primeros «recurren a Gijón Impulsa para presentar sus ideas y propuestas con el objetivo de que sea valorada su viabilidad y, en su caso, facilitar el desarrollo posterior de las mismas con la mayor probabilidad de éxito». Hasta ahora, dice Alonso, «la experiencia ha sido muy positiva». Enfermeras y enfermeros ayudan a resolver las preguntas que se plantean los investigadores, pero también a definir y afrontar nuevos problemas. Y, a menudo, «generan nuevos focos de interés que requieren ser explorados». Precisamente, ese intercambio de conocimiento en un contexto interdisciplinar «es fundamental para el avance de la profesión y será determinante en el futuro», dice convencido.
Tanto como lo está Rubén González de que la relación de la Escuela de Marina Civil con Gijón Impulsa «nos ha ayudado a tender puentes en dos facetas muy importantes como son la conexión con las empresas y el tejido productivo y la conexión con la ciudadanía».
«El reto a nivel formativo», concluye Fernando Alonso, «no es tanto atraer o retener el talento, sino crear las condiciones para que este se manifieste y fertilicen nuevas iniciativas que repercutan en beneficio de toda la comunidad».
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