Clases a ritmo de ukelele
La estimulación musical, la innovación y el aprendizaje cooperativo, ADN de este colegio familiar que no pierde de vista su barrio, El Llano
Suenan, en casi veinte ukeleles al unísono, los acordes de una canción de los Beatles. Tocan los niños de sexto de Primaria de La Milagrosa, ... donde trabajan la estimulación musical y el desarrollo emocional a través del canto y la música desde los tres años. Tienen, incluso, un 'coro de las emociones' auspiciado por la Fundación Botín. Y a partir de quinto se lanzan a practicar tanto en el aula como en sus casas con este instrumento, que sustituye a la tradicional flauta dulce, es 'covid-friendly' y los alumnos, como Andrea Montes y Hugo Carriles, perciben como «mucho más guay».
El proyecto 'Ukeaula' es solo una de las apuestas metodológicas de un centro concertado y familiar -tiene 320 alumnos, con una sola aula por curso- que desde los 3 hasta los 16 años sumerge a sus alumnos en un sistema de enseñanza en el que, resume el profesor encargado de innovación, Óscar García, «no se trata de hacer un proyecto puntual, sino de introducir cambios transversales». «La innovación tiene que ser global, evaluable y basada en el alumno, es decir, buscar su mejora personal y educativa. También humanística y por ello nuestros cambios siempre tienen como centro el barrio». Ejemplo de ello es la recogida de alimentos para Ucrania que tienen ahora en marcha o el proyecto 'Gijón una mirada al pasado, una ventana al futuro' que realizaron con los ancianos del centro de día de El Llano y que ganó un premio educativo nacional.
Desde los tres años emplean metodologías innovadoras y aprenden de forma cooperativa. Así, mientras en Infantil trabajan la motricidad fina de forma participativa y a través de la manipulación de materiales vinculados a la realidad -es un día invernal y están llenando de colores sus 'gorros' de papel-, en la clase de tercero de Primaria han integrado completamente las TIC y desarrollan sus competencias digitales en clase de inglés. «Usamos el 'chromebook' también en lengua y matemáticas y practicamos cómo mandar 'emails' a nuestros padres y a los 'profes'», resume Deva Castro, convencida a sus ocho años de que «es más entretenido aprender así».
También como lo hacen en el aula contigua, donde cada niño elabora un comecocos con las figuras literarias que pasará a formar parte de sus 'lapbook', un portfolio de cartulina al que van añadiendo solapas o 'pildoritas' de información según avanza el temario de literatura.
Formas de aprender que incluyen, entre otros, la impresión 3D y que llegan hasta los mayores del centro, los del último curso de Secundaria: «Estamos haciendo una cooperativa con el fin de aprender más del mundo empresarial y nos hemos asociado con otra cooperativa catalana para vender, tras hacer un estudio de mercado, productos asturianos», relata la alumna Leyre Noguera. «Donaremos los beneficios a la AECC para cumplir con nuestra responsabilidad con la sociedad». En las aulas trabajan continuamente con ordenadores, por lo que este curso y para prevenir el ciberacoso implantaron el programa Lazarus, con el que el tutor puede monitorizar lo que están haciendo.
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