El corazón que hace latir a Gijón
Escuchar con mimo al cliente, estar atentos a las novedades y ofrecer producto de calidad, la receta de quienes van ya por la cuarta generación
Cuando un corazón bombea suele hacerlo de forma constante aunque a veces hay algún descompás. Eso nos da vida a las personas y es lo que hace el pequeño comercio. Es el latir y el alma de la ciudad y dota a los vecinos de un espacio que sienten suyo. En Gijón hay aún un puñado de corazones añejos por encima de los 80 o 100 años que cada mañana levantan la persiana. «Nos consideramos esenciales para la gente porque ofrecemos algo que no pueden hacer las grandes cadenas o internet: solucionar problemas y atención personalizada. Yo me crié en esta tienda cuando los planos se revelaban con amoniaco y calor. Mi hermana Mercedes y yo jugábamos mientras nuestros padres Alfredo y Natividad dedicaban horas y horas al negocio. Lo llevamos en la sangre», relata a EL COMERCIO Belén Suárez, de la Librería Industrial Buroteca. Muy cerca, en Menéndez Valdés, en la Joyería José María López, nombre de su fundadador y también de su hijo y actual gerente, explica a este periódico cómo «la seriedad para con el cliente, estar atentos a las novedades y acertar con lo que quieren es fundamental. Por ejemplo, ahora vuelve a llevarse mucho el oro amarillo, pero muy fino y el producto estrella son los pendientes. Esas cosas hay que saberlas», precisa López.
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Lencería
Unos metros más allá, en la Plazuela, se encuentra La Silueta, una tienda de lencería, referente de la ciudad, que tiene 59 años. «Los mismos que yo. A los dos meses de nacer, se abrió la tienda», comenta Yolanda Suárez, hija de la fundadora, su madre, Ernestina. «Me encanta la moda y hay que tener un don especial para aconsejar a la gente, tratarla con mimo, como nos gustaría que nos trataran a nosotros», confiesa. La atención, un producto de calidad y novedoso, solventar problemas y escuchar son las claves para estos icónicos comerciantes que no dudan en «considerar a cada persona que entra por la puerta no como un cliente, sino más bien como si fueran de la familia», explica María José de la Roza. Ella es dependienta desde 1996 en la tienda de la calle Cabrales de Jesús Pastor que abastece en todo tipo de equipamiento y menaje del hogar a locales de hostelería, pero también a particulares. El negocio nació en 1947 en la calle Cienfuegos y además de la céntrica tienda actual disponen de un almacén en el Polígono de Roces. Son tres generaciones ya de Pastor. A día de hoy, Jesús Pastor bisnieto dirige este negocio que se vanagloria «de una gran fama no solo a nivel local, también nacional. Surtimos a establecimientos de toda España y también a clientes particulares. Cuando entran por la puerta a veces no saben lo que quieren, aquí estamos para que salgan contentos y satisfechos», destaca De la Roza.
Confecciones Simón
Francisco Simón, segunda generación de un negocio que nació en Pumarín, 'Comercial Amaya', en 1962 y que se encuentra hoy en la avenida Argentina.Turrones y Helados Federico Verdú.
Ángeles Arques es la cuarta generación de este céntrico comercio de la calle Corrida fundado en Gijón en 1882.Confitería La playa
Loreto Sela y Begoña León confiensan que las princesitas siguen siendo el producto estrella de este negocio de la calle Corrida fundado en 1921.Joyería José María López
Segunda generación de joyeros. El local que se encuentra en la calle Menéndez Valdés fue fundado por su padre en 1940.1 /
Curtidos Carrasco
Curtidos Carrasco, asentado en Marqués de Casa Valdés desde 1956, es un comercio de suministro de material y herramientas para zapateros y artesanos del cuero «que aún sigue siendo solvente a nivel económico y que somos conscientes que atrae a mucha gente por su estética. Está igual que lo dejó mi padre», subrayan José y Marta Carrasco, la cuarta generación.
El frío y el calor parecen convivir en plena armonía en Turrones y Helados Federico Verdú. Al entrar en la tienda de la calle de los Moros 16. «101 años estuvimos en el número 1», señala Ángeles Arques, gerente y copropietaria del negocio que va por la cuarta generación. «La historia de Verdú se remonta a 1988 y siempre hemos tenido claro que la calidad, la originalidad y la atención son la receta del éxito», remarca Arques mientras sirve un helado de vainilla a un niño y dispensa turrones y mazapanes a unos turistas. «El Jijona es la estrella, pero el chocolate cada vez sube más y el año pasado hicimos un turrón duro de pistacho con un toquecito de sal que gustó mucho», detalla.
Zapatería Llaneza
Natalia Alonso lleva 38 años trabajando en este local de la calle Asturias fundado en 1962, que regentan José y María Llaneza.Librería Industrial Buroteca
Belén Suárez en el negocio de la calle San Bernardo que dirige junto a su hermana Mercedes. Fue fundado en 1948.La Silueta
Yolanda Suárez es la propietaria de esta tienda en la plaza San Miguel de 1966. La acompaña la dependienta Begoña García.1 /
Confitería La Playa, el establecimiento a cuyo cofundador Ambrosio García se le deben las emblemáticas princesitas, volvió a establecerse hace seis años en la calle Corrida. Desde 1921 lleva este emblemático negocio «endulzando los paladares de los gijoneses. «Y así lo seguiremos haciendo. Con las preciosas cajitas creadas hace cuatro años en homenaje a nuestro centenario por Abraham Menéndez, así como de las ya icónicas reproducciones de las míticas casetas de la playa de San Lorenzo», relata Loreto Sela.
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«Snoopy está de moda»
Desde sus inicios, en 1962, el objetivo de Zapatería Llaneza ha sido la especialización y la búsqueda de las últimas tendencias dentro del calzado de fabricación española. «Ya estamos vendiendo zapatillas para el otoño y el invierno y puedo asegurar que Snoopy está muy de moda», asevera Nati Alonso, segunda generación. En la avenida Argentina, en La Calzada, Francisco Simón, de Confecciones Simón, sigue la estela de su padre, Severiano Simón.,quien fundó en 1962 Comercial Amaya en Pumarín. «Ofrecemos ropa de mujer y de hombre de media-alta calidad y, sobre todo, un trato familiar. Aquí te sientes como en casa», defiende Simón.
«En El Cisne Negro todos somos amigos y nos apoyamos»
Un murmullo de conversaciones, música, ruidos de la cafetera, el movimiento de vajilla y un delicioso olor a bizcocho y torilla envuelven el ambiente en la cafetería El Cisne Negro, en la calle Menéndez Valdés. Fue fundada en 1961 y ahora regentan tres hermanos. «Somos la segunda generación que dirige el local y esto siempre está lleno porque todos somos amigos. Aquí nos contamos nuestras cosas y nos apoyamos», comenta Pablo Fernández. Es uno de los locales de hostelería más históricos y antiguos de Gijón junto a la cafetería Bariloche, en la calle Instituto. «Sesenta años llevamos aquí, desde 1965», subraya su dueño, Pepe Abad. Yal emblemático Café Dindurra. A julio de 1901 se remonta, con ese estilo 'art nouveau' que sigue enamorando.
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