Cuatro intoxicados en un incendio que obligó a sacar con una grúa a una familia
El fuego se declaró de madrugada en la calle de Los Pinos en Tremañes. «Me desperté por los gritos», explicaba una de las vecinas del edificio
MARLA NIETO
GIJÓN.
Domingo, 19 de julio 2020, 00:40
María Silva puso en la madrugada de ayer su instinto de supervivencia en juego ante el incendio que le sorprendió mientras dormía. Ella es vecina del número 21 de la calle Los Pinos, en el barrio de Tremañes.
Aunque el fuego procedía de la habitación de un domicilio situado en el número 23, llegó hasta su ventana, situada a escasos metros: «Me desperté por los gritos que daba una vecina de arriba y lo primero que vi fue humo. Recordé que tenía colgado un edredón y algo de ropa en el tendal y no dudé en meterlo para dentro, porque si las llamas lo hubieran alcanzado, se nos quema la casa».
Cuando María vio cómo estallaba el cristal de su ventana, tomó la decisión de salir a la calle junto a su hermana y su hija. Un poco más calmada, acudió después al Hospital de Jove para que la explorasen por si había sufrido una intoxicación debido a la humareda. Sin embargo, se encontraba bien.
No tuvieron la misma suerte las dos personas que viven en la casa incendiada, ni tampoco una madre y su hijo de doce años, Magdalena y Damián Flisiak, que viven en el quinto piso del edificio que sufrió el incendio. La vecina del segundo izquierda, Araceli Pello, lo explicaba: «El humo subió desde el primero, donde se produjo el fuego, hasta el quinto, porque hizo chimenea. A la madre y al hijo los tuvo que sacar del edificio la grúa, porque no tenían otro modo de salir. Estaban bastante afectados por la intoxicación». Al parecer, intentaron bajar por la escalera y, al no poder, volvieron a entrar en casa, dejando la puerta abierta. El humo se coló y los bomberos los encontraron pidiendo socorro por la ventana. Según explicaron familiares de Magdalena y Damián, al parecer fue el gato que tienen por mascota el que, de algún modo, les avisó de la humareda. Una vez evacuados, fueron trasladados al Hospital de Cabueñes, que cuenta con servicio de Pediatría.
Los primeros en acudir -añadía María Silva- «fueron los policías, que traían un par de extintores. Yo les dije que con eso no iban a hacer nada, que era necesaria la intervención inmediata de los bomberos porque el fuego era grande». Lo que sucedía es que, al dar a un patio de la zona trasera del edificio, no se podía ver la magnitud de las llamas. «Lo importante es haberlo sofocado sin que hubiera una desgracia mayor», añadió
«Un golpe y las llamas»
Se investigan las causas que originaron el suceso. Hacia las once y media de la mañana de ayer, un policía acudió al domicilio para tratar de recabar información al respecto.
«Según la vecina del segundo derecha, se escuchó como un golpe y ya después empezó el fuego», señaló Pello. Creen que podría tratarse de la explosión de algún dispositivo electrónico, pero están a la espera de conocer los resultados de la investigación.
El resto del vecindario no se vio afectado. Sí hubo daños materiales en el edificio: ventanas estalladas, paredes y suelos ennegrecidos y un persistente olor a humo.