«Nos dijeron que un mes más de demora y habría quedado en silla de ruedas por el tumor»
La hija de la mujer a la que el Sespa indemnizará por no diagnosticar un tumor cerebral pide que «estas situaciones no se vuelvan a repetir»
«No queremos que nadie pase por lo que nosotros pasamos, no buscamos dinero, buscamos que estas cosas no ocurran y que nadie tenga que andar con un periplo de médicos durante tanto tiempo». Covadonga Trancho, la hija de la mujer a la que el Sespa deberá indemnizar por no detectarle un tumor cerebral de siete centímetros asegura que pese a que la sanidad privada consiguió diagnosticarle y extirparle el tumor, «los diez meses que pasó de médico en médico en el centro de salud y luego en el Hospital de Cabueñes motivaron que no fuera cogido a tiempo y le quedasen problemas de movilidad y cojera». «Mi madre estaba estupenda y desde entonces parece que ha envejecido veinte años», lamenta.
Después de diez meses de visitas continuas a médicos y que no le hiciesen ni una resonancia ni escáner y le pautasen únicamente antiinflamatorios al considerar que su dolor de piernas era debido a la artritis que padecía desde hacía tiempo, optó por acudir a un médico privado. «El neurólogo nos dijo que si se hubiera demorado un mes más, habría quedado en silla de ruedas», añade la hija.
La sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJA señala que «es humanamente comprensible que la paciente, atenazada por la falta de solución, acudiese a consulta privada de un cirujano de la sanidad privada, quien, tras constatar la torpeza motora de la pierna izquierda, con dificultad para subir y bajar escaleras, así como los dolores de las rodillas sin lumbalgia asociada, consideró que la orientación diagnóstica era altamente sospechosa de un origen neurológico central, por lo que solicitó inicialmente una resonancia cervical y otra craneal y dorsal que permitió el diagnóstico certero de meningioma dependiente de la hoz central». La intervención quirúrgica fue realizada el 17 de julio de 2019, «con éxito para la paciente».
La mujer será indemnizada con 4.000 euros por daños morales. «Eso no hay dinero que lo repare», dice la hija, que explica que ella y sus hermanos llegaron a dudar de que a su madre le pasase algo. «Se quejaba pero los médicos le decían que no tenía nada, así que llegamos a pensar que era de tipo nervioso», apunta. Reclamaban 36.910 euros, si bien, pese a que el tribunal le da la razón, apunta que debería haber notificado «el correcto diagnóstico a la administración sanitaria indicándole el diagnóstico novedoso, su origen y tratamiento recomendado, para brindar a la administración sanitaria la posibilidad de que pueda con sus propios medios realizar la intervención quirúrgica».
Muerte del padre
Se da la circunstancia de que el marido de la mujer que no fue diagnosticada por el Sespa había fallecido apenas tres meses antes de que ella acudiese por primera vez al centro de salud. «Tampoco tuvimos una buena experiencia, le dio un ictus dos años antes, durante ese tiempo fue de consulta en consulta y tampoco le detectaron inicialmente un cáncer que finalmente le diagnosticaron solo dos meses antes de morir. Cuando murió tenía cita a los meses con el urólogo en Cabueñes», lamenta la hija, que pide «solucionar todo este tipo de cosas para poder volver a confiar en los médicos y en la sanidad pública, no puede ser que después de diez meses de visitas al hospital a mi madre no le hiciesen ni un escáner y que mi padre muriese sin haber podido ir a la cita del urólogo».
