Duelo por un minero
Una impresionante manifestación de duelo por un barrenista muerto en la mina La Camocha recorrió el barrio de El Coto
Fueron casi un millar las personas que hace ahora cinco lustros acudieron a mostrar sus respetos ante los restos de José Luis Vior, minero barrenista ... que perdiera la vida, días atrás, en la mina de La Camocha. El funeral, celebrado en la iglesia de San Nicolás de Bari, en El Coto, de donde era vecino Vior, fue el remate de una auténtica manifestación de duelo en la que, «como es tradicional en los funerales por mineros muertos en accidente laboral, los compañeros del fallecido participaron en el acompañamiento de los restos (...) hasta la iglesia. Cientos de personas partieron con el féretro, llevado a hombros por mineros de La Camocha, seguido de la familia del fallecido, desde el domicilio del barrenista, en la calle del Conde de Toreno, a las cinco de la tarde».
Siguió la conducción por la calle del Esperanto, llegando a la de Avelino González Mallada, donde radica el templo de San Nicolás de Bari. «El féretro entró en el templo por el pasillo formado por los compañeros del barrenista que portaban las coronas y ramos de flores, que superaban la veintena. Ante la imposibilidad del templo de dar cabida a todos los asistentes del funeral, la mayor parte quedó fuera de la iglesia». Se juntaron mineros, sindicalistas, vecinos y alumnos del colegio de las Dominicas, «cuyo equipo de futbito entrenaba José Luis Vior».
Nacido hacía 40 años en Langreo -hubiera cumplido los 41 en diciembre-, Vior dejaba esposa y dos hijos después de que a las tres y media de la madrugada del anterior viernes, «a causa de una bolsa de agua formada entre la séptima y sexta plantas, en el taller 15», fuera sepultado por una avalancha de lodo. No pudo hacerse nada por evitar su muerte, aunque «los compañeros comenzaron rápidamente los trabajos de rescate». Lo encontraron ya muerto: el primero en muchos años en La Camocha, donde no se registraba ningún accidente mortal desde 1989. Ahora, la muerte del barrenista Vior se investigaba judicial y técnicamente. Del otro lado, ajeno a los procesos del Derecho, todo el pueblo de Gijón lloraba la pérdida de quien había sabido conciliar la amistad con todos sus compañeros de mina.
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