CSI Feminismu pide investigar por qué el pederasta ejercía como monitor infantil

«No podemos mirar hacia otro lado y eludir responsabilidades cuando lo que está en juego es la seguridad y el cuidado de nuestros niñas y niños. No podemos guardar silencio ante unos hechos tan graves, exigimos respuestas reales, responsabilidad y autocrítica». CSI Feminismu hizo publicó ayer un comunicado para «mostrar apoyo y solidaridad a las familias y a los niños que estuvieron expuestos a un grave riesgo» y también para exigir a la directiva de la propia Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) «la convocatoria de una asamblea extraordinaria, con carácter de urgencia, en la que se den las explicaciones necesarias a los afiliados de la CSI», sindicato vinculado a la Asociación de Parados y Precarios, de la que formaba parte el pederasta y que gestiona la finca de Vega en la que participó como monitor infantil durante dos años.

CSI Feminismu considera que «la expulsión de esa persona es la respuesta mínima, se hace necesaria una profunda autocrítica y reflexión para evitar que se produzcan situaciones de violencia dentro de estas organizaciones».

Fue a raíz de que EL COMERCIO publicase que un hombre condenado a siete años y medio de cárcel por abusar de cinco menores cuando la Asociación de Parados y Precarios anunció la expulsión de esa persona de la organización y también de la finca de Vega en la que se desarrollaban los talleres. También CSI condenó los hechos y señaló a través de un comunicado: «Siempre nos hemos puesto del lado de los más desfavorecidos y esta vez no va a ser menos».

F. J. F. V. fue condenado en 2004 por abusar de cinco niñas de entre 9 y 14 años cuando trabajaba como profesor de vídeo y teatro en la Fundación Municipal de Cultura. Reconoció los hechos por los que la fiscalía solicitaba trece años de cárcel.

Poco tiempo antes de ser detenido por practicarle tocamientos y por fotografiar a las menores semidesnudas y en posturas eróticas, presentó un corto en el Festival de Cine de Gijón sobre una versión del cuento 'Caperucita Roja' con escenas picantes. Precisamente en ese proyecto de cine participaba también el actual responsable de la finca de Vega en la que tenían lugar los campamentos y talleres infantiles y que admitió que conocía la condena por abusos sexuales a menores, que le imposibilitaban en la actualidad desempeñar cualquier actividad relacionada con niños, bien fuese voluntaria o remunerada.