Pablo González

Director del Festival Aéreo de Gijón

«El conocimiento del público es cada vez mayor y su fidelidad también»

–¿Qué balance hace de esta última edición del Festival Aéreo?

–Ha ido muy bien. Tuvimos una meteorología fabulosa, mejor de lo que preveían los datos, y eso fue clave para que acudiera más gente a la playa. Y hemos comprobado que no solo vino gente de Gijón y de Asturias, sino también de muchos puntos de España e incluso de Europa. Hemos visto autobuses de Palencia, Galicia o Valladolid y familias extranjeras que aprovecharon el festival para visitar Gijón. El conocimiento del público es cada vez mayor y hay más exigencia y fidelidad.

–¿Qué lo ha diferenciado de ediciones anteriores?

–Ha habido cosas muy importantes. Por ejemplo, los paracaidistas de la Guardia Civil hicieron su debut nacional aquí, algo inédito en su historia. Luego, el cariño del público hacia los pilotos y paracaidistas se nota en todas las acciones, gran elemento diferenciador de la calidad del festival, y tuvimos también el avión 'Saeta', que es una joya histórica porque fue el primer reactor del Ejército del Aire y fabricado íntegramente en España. Solo hay dos en Europa en vuelo y tenerlo aquí es un privilegio.

–¿Hubo algún desafío logístico u organizativo que condicionase el desarrollo del evento?

–Siempre hay muchas pequeñas cosas. Pero si las resolvemos en minutos o pocas horas, ya no las consideramos incidencias. Desde fallos en un bote de humo hasta una necesidad del piloto. A veces hay que buscar piezas fuera. En otras ediciones hemos llegado a ir a por una pieza a Inglaterra para que un avión volara al día siguiente. Para que todo funcione hay mucho trabajo del aeropuerto, handling, mantenimiento, transportes, pilotos… El espectador no lo nota, pero todo eso está ahí.

–Se ha viralizado en redes sociales un vídeo del caza F-18 haciendo una maniobra extraña sobre la bahía de San Lorenzo. ¿Puede aclarar lo que pasó?

–Las medidas de seguridad del festival son muy exigentes. Nada se improvisa. De hecho, la caja aérea está medida, es algo físico para nosotros. En este caso, se cruzaron unas aves en su trayectoria y el capitán Botana hizo una maniobra evasiva correcta y rápida. Es una maniobra de escape para abortar y salir de la trayectoria para recuperar altura y distancia, que es lo que hizo. Desde fuera no se entiende, pero en cabina todo tiene sentido. Yo he visto los vídeos internos y fue una reacción precisa y profesional. Luego se analizan más factores por protocolo, pero lo esencial fue eso. Esto nos lleva a pensar en medidas preventivas para futuras ediciones, como pueden ser cetreros para que las gaviotas que salgan de ese área durante unos días.

–¿Qué hace de Gijón un lugar idóneo para celebrar un festival de estas dimensiones?

–Que en el norte no hay ningún otro festival aéreo y en Gijón llevamos ya 20 años celebrándolo. Yo he estado desde la primera edición y el público es súper fiel. Recuerdo una edición con lluvia intensa en la que casi cancelamos, pero la gente aguantó tres horas con paraguas y finalmente pudimos hacerlo. Eso marca.

–¿Han recibido buen feedback de los participantes?

–Brutal. Tenemos canales privados y hasta que no llega todo el mundo a casa no damos por cerrado el festival y todos hablan maravillas del trato organizativo, institucional y humano. Dicen que es excelente y que todo se hace con cariño y profesionalidad. Por eso muchos quieren volver (risas).

–En 2026 celebran su 20 aniversario. ¿Habrá sorpresas o cambios significativos?

–Hemos empezado a hablarlo ya con el Ayuntamiento y todos somos conscientes, sobre todo la alcaldesa, de que hay que hacer algo especial. Hemos apuntado algunas ideas, pero hay que ver qué es posible. Lo que es seguro es que será una edición muy especial y no dejará indiferente a nadie.