Los Fuegos más atronadores iluminan y llenan de magia el cielo de Gijón
Deslumbraron a decenas de miles de personas con una espectáculo que duró 23 minutos y se ejecutó en 50 secuencias. El cielo encapotado hizo que las 21.550 explosiones se escuchasen más en toda la bahía de San Lorenzo. El público disfrutó de efectos y figuras novedosas como las medusas, las caras sonrientes y los corazones
Hasta 50 secuencias se adueñaron anoche del cielo gijonés en los Fuegos de Begoña más dinámicos y sonoros que se recuerdan. Pirotecnia Zaragozana, en su tercera Semanona consecutiva, puso toda la carne en el asador con un espectáculo muy vibrante que, como había prometido, fue el más atronador y potente en carga pirotécnica de los realizados hasta ahora.
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Aunque el veto de la Demarcación de Costas de Asturias impidió a la empresa maña innovar como pretendía con dos nuevos puntos de disparo en las playas de San Lorenzo y Poniente, el despliegue lumínico y sonoro desde el lugar de lanzamiento habitual del cerro de Santa Catalina fue de los que se quedan guardados en la retina.
La mar en media marea (la pleamar fue a las 21 horas) y una espectacular temperatura de 22 grados propia de latitudes sureñas contribuyeron a disfrutar más de la explosiva experiencia sensorial, que volvió a arrastrar y sacar a la calle a auténticas multitudes. El cielo encapotado contribuyó a que la onda expansiva de las 21.500 detonaciones se escuchase más durante los 23 minutos que duraron este año los Fuegos. Una garantía de éxito entre un público masivo que también pudo observar 220 variaciones pirotécnicas diferentes y disfrutar de lo que dio de sí la detonación secuenciada, por primera vez, de más de 1.600 kilos de material explosivo. Nunca se había puesto sobre el tapete tanta potencia pirotécnica para la noche estrella del verano gijonés. La brisa también ejerció de aliada ayudando a dispersar la humareda.
Los turistas que estos días rebosan Gijón, sumado a las decenas de miles de fieles a la cita de la propia ciudad y el resto de Asturias, hicieron que en el Muro no cupiera ni un alfiler más de media hora antes del comienzo del espectáculo.
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«Disfrutar los Fuegos desde la playa es lo más divertido»
A medianoche el aviso de que todo iba a dar comienzo lo dieron una sucesión de tres potentes detonaciones aisladas y el apagado de las farolas del paseo, recibido con el habitual rumor nervioso del gentío. Y casi de inmediato se iluminó el cielo de Gijón con una secuencia de apertura de alta intensidad, diseñada con efectos brillantes y sonoros de gran impacto. Esta fase inicial se caracterizó por una alta cadencia de disparo, con detonaciones rápidas y continuas, buscando en todo momento captar la atención del público e iniciar una interacción sensorial desde los primeros segundos del espectáculo propuesto por Pirotecnia Zaragozana. No faltaron las aclamadas palmeras, que brotan unas de otras y se elevan a 200 metros.
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A continuación, se ejecutó desde el Cerro la parte más dinámica y variada de las secuencias centrales, incorporando 35 tonalidades de color y más de 40 efectos pirotécnicos exclusivos que cautivaron a los espectadores. Así se fueron sucediendo efectos que incluyeron crepitantes, brocados, coronas, truenos, colas de caballo, intermitencias, copos de nieves, crossetes, serpentinas, cascadas, kamuros, corazones, caras sonrientes, medusas, lentejuelas y destellos fugaces. La sincronización se realizó mediante cuatro consolas de disparo digital y 55 módulos inteligentes capaces de gestionar más de 1.500 órdenes de disparo.
Cierre apoteósico y ensordecedor
El estruendo acompañó los Fuegos de principio a fin. El cierre, en el que se usaron 414 kilos de material pirotécnico para poco más de tres minutos, fue apoteósico y tuvo como colofón una ensordecedora traca que, durante 20 segundos, hizo retumbar toda la bahía de San Lorenzo con más de mil detonaciones de calibres variados.
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Se llevó una gran ovación del público.
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