Borrar
Jóvenes en Cimavilla durante la noche de los Fuegos. CAROLINA SANTOS

Los hosteleros pretenden pactar con los vecinos medidas para atajar el botellón

«El consumo de alcohol en las calles es un problema educacional que nos perjudica a todos», asegura el presidente de Otea

EUGENIA GARCÍA

GIJÓN.

Viernes, 24 de agosto 2018, 03:01

Comenta

Los vecinos exigían mayor implicación de los hosteleros para hacer frente al consumo de alcohol en la calle, un «problema» que persiste cinco años después de la aprobación de la ordenanza de convivencia. Y la asociación de Hostelería y Turismo en Asturias (Otea) ha respondido a su reclamo ofreciéndose a mantener un encuentro con las asociaciones vecinales para estudiar posibles soluciones a una cuestión «que se tiene que abordar desde la educación».

Ante las declaraciones a EL COMERCIO del presidente de la asociación de vecinos Gigia de Cimavilla, Sergio Álvarez, en las que afirmaba que «sigue habiendo ruido y suciedad, independientemente de dónde compren la bebida» y apelaba a los bares a «controlar a sus clientes», el presidente de Otea, José Luis Almeida, reconocía ayer que «hay que tomar medidas para atajar esta situación», al tiempo que admitía que «los hosteleros tenemos que ayudar a que no se produzca». «Tener una mala educación de consumo de alcohol perjudica tanto a los vecinos, por los trastornos de limpieza y ruido que ocasiona, como a la hostelería, ya que merma las ventas de algo que no se tendría que consumir de la manera en que se hace», considera Almeida, quien diferencia «dos tipos de consumo totalmente distintos». Por un lado, el botellón propiamente dicho, entendido como «el consumo de alcohol que hace la gente más joven que compra botellas en los supermercados y después lo bebe impunemente en la calle». Por otro, el consumo procedente de hostelería, es decir, «cuando se saca una caña o una copa a la calle». Sobre el primer punto, apunta, «no podemos actuar», pero para asegurar que el segundo no resulta perjudicial «tendremos que diseñar políticas de comunicación entre hosteleros y clientes y campañas de sensibilización para hacer comprender a la gente que debe respetar el espacio y el descanso de los vecinos».

No obstante, el presidente de la patronal hace hincapié en que el consumo de alcohol en la calle concierne a «toda la sociedad» y pide la implicación del Ayuntamiento y las fuerzas policiales como garantes del orden. «Los hosteleros no podemos convertirnos en vigilantes de nuestros clientes mientras la Policía no lo sea de los ciudadanos que están bebiendo en la calle», advierte. Y ejemplifica: «No tiene sentido que yo critique a un cliente porque salió con una caña y dejó el vaso en la acera, que tenga que educarle para que no saque la bebida del establecimiento, así como pedirle que la retorne y que acto seguido esa misma persona vea cómo enfrente hacen lo que les da la gana». «Hay que ser consecuentes», opina.

«No son los precios»

Uno de los motivos que con frecuencia se cita como posible causa del botellón son los «precios abusivos» a los que tienen que hacer frente los jóvenes que deciden salir una noche y frecuentar los diferentes locales de copas de la ciudad. No obstante, el presidente de los hosteleros niega la mayor. «Los precios no son el problema. El botellón se ha convertido en una costumbre cultural y social que no resulta problemática solo en Gijón», asegura. Otras ciudades como Madrid tienen, dice, tarifas más elevadas, «y padecen el consumo de alcohol en la calle. Y seguramente habrá pueblos con bebidas más económicas en los que igualmente se practique». Los hosteleros, añade, «no podemos incitar a bajar o a subir unos precios ya regulados».

Durante el último año, la Policía Local tramitó 537 denuncias por la práctica del botellón en la vía pública. La cifra, que equivale a una media de 1,5 propuestas de sanción cada día, es la más alta desde 2014, primer ejercicio completo durante el que fue de aplicación la prohibición que trajo consigo la ordenanza aprobada un año antes.

Cuando en agosto de 2013 se valló la plaza del periodista Arturo Arias y un amplio despliegue policial impidió por primera vez la práctica del botellón, «el Ayuntamiento actuó de manera ejemplar para aquel momento determinado», pero actuaciones similares «dañan la imagen turística de la ciudad». Es por ello que según Almeida, aunque «las autoridades no pueden cerrar los ojos ante el consumo indiscriminado de alcohol que se da en toda Asturias» el asunto es «educacional».

Así, se muestra de acuerdo con los vecinos en que se ha de trabajar desde la concienciación. «La sociedad tiene que comenzar a darse cuenta de que debemos educar a nuestros jóvenes en que un consumo de alcohol irresponsable perjudica a todas las partes implicadas: Ayuntamiento, hostelería y vecinos».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Los hosteleros pretenden pactar con los vecinos medidas para atajar el botellón

Los hosteleros pretenden pactar con los vecinos medidas para atajar el botellón