Ver fotos
«Lo importante es cuidar la tradición»
La jira campestre del Día de Asturias reúne en el cerro a cientos de romeros Bollos preñaos, llámpares, chorizo a la sidra y otras viandas tradicionales llenaron los manteles del prau
EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Lunes, 6 de agosto 2018, 01:36
A mediodía, gaitas y tambores despertaban a los menos madrugadores. Anunciaban, un año más, que el Día de Asturias se celebra en Gijón por todo lo alto. Sudando la gota gorda bajo los trajes de fieltro y las medias de lana, los miembros de los conjuntos folclóricos del Grupo, Xolgoriu, Excelsior, Flor de Xaranzaina, Jovellanos, La Alegría, los Xustos, Xiringüelu y Na Señardá, acompañados por las bandas de gaitas Noega y Villa de Gijón, marcaron el paso del desfile que inició las celebraciones en la plaza Mayor. Una vez en el cerro descargaron ramos, estandartes y cestas de comida para correr a llenar el prau de manteles y viandas autóctonas antes de que el jurado del concurso 'mejor cesta y mejor presentación de comida' evaluase las elaboraciones.
Después llegó la puya'l ramu, en la que se rifaron roscas de pan y paquetes de rosquillas con la intención de recaudar fondos para la Cocina Económica. «¿Un pan tan bueno por solo diez euros? ¡Baratísimo!», se sorprendía una vecina, poco antes de que llegara uno de los instantes más destacados de la fiesta: el momento de juntar meñiques. En corros cada vez más grandes, un pasín 'palante y otro 'patrás', un centenar de personas bailó eso de «¡Hai una galán d'esta villa, hai un galán d'esta casa!».
Tras la danza prima, Víctor de Cimadevilla tomó el escenario para entonar un 'Asturias, patria querida' coreado por decenas de voces. Ya sonaban las tripas, pero antes de llenar el estómago tocaba la entrega de premios. «Muchas gracias al Ayuntamiento y a la Comisión de Festejos de Cimavilla por hacer esta fiesta que preserva nuestras tradiciones», quiso agradecer María Victoria Lorenzo, quien animó a los gijoneses «a seguir participando para que venga más gente a visitarnos». En su cesta ganadora, con forma de barca, concentró una selección de algunos de los más exquisitos manjares de la tierrina: «Levantéme a las seis de la mañana para cocinarlo. Llevo chorizo a la sidra, fabada, torto de morcilla, fabada, bollinos preñaos, empanada marinera, queso, arroz con leche...», enumeraba entusiasmada antes de añadir, orgullosa, «en los cinco años que llevo presentándome siempre me llevé algún premio».
Al saberse ganadoras, las mujeres de 'La banda del Tiroliro' estallaron en un grito de auténtico júbilo. «Aquí trabajamos todas y cada una hace una cosa. Una trae la empanada, otra hace las rosquillas; y la tortilla esta mañana», contaba Isabel García mientras se afanaba en repartir las viandas. Los manteles, bordados con el nombre de las seis mujeres y los de sus nietos, también los hicieron ellas. «Nos apuntamos a todo», añadía María Etelvina, «como loca de alegría» por su galardón. «El que la sigue la consigue», reía.
Si algo tiene la jira es que se disfruta en familia. Veintiséis miembros del grupo 'Los Playinos', que se llama así porque de padres 'foriatos' han salido hijos de Cimavilla, ataviados con trajes marineros, daban buena cuenta de un menú muy variado, refugiados del sol abrasador bajo un toldo. Y hasta tres generaciones del grupo Excelsior -desde la integrante más pequeña, de año y medio, a la mayor, de 79- bailaban en el cerro. «Es un punto de reunión en el que lo importante es juntarse y cuidar las tradiciones: la indumentaria, los bailes, la música...», aseguraba Berto Cruz. A su lado, Gloria García coincidía en que «es un día muy prestoso».
No obstante, echaban de menos «más publicidad, algún cartelín por las calles de la ciudad para que gijoneses y visitantes se animen a conocer esta fiesta tan nuestra».