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Presentación del proyecto científico Carolina Santos
Conocer el impacto del cambio climático en la flora cantábrica, objetivo del equipo científico del Botánico

Conocer el impacto del cambio climático en la flora cantábrica, objetivo del equipo científico del Botánico

El equipamiento gijonés será el primero del país en integrarse en una red internacional que estudia cómo el clima afecta a las especies vegetales

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Jueves, 15 de abril 2021, 14:33

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El proyecto científico del Jardín Botánico presentado esta mañana en la comisión de seguimiento (integrada por cuatro miembros del Ayuntamiento y otros tantos de la Universidad de Oviedo) incluye nuevas líneas de investigación, propuestas de transferencia y divulgación científica, proyectos para desarrollar y consolidar las colecciones vivas, el banco de germoplasma y el herbario y la participación del equipamiento gijonés en redes internacionales de restauración ecológica. Pero todo con un enfoque común, el de «conocer mejor el efecto del cambio climático en nuestro entorno más próximo. Desde el propio Jardín Botánico, Asturias, el entorno cantábrico o el bioma templado en el que vivimos», explicó el director científico, Borja Jiménez.

Se marcan dos años para llevarlo a cabo. Para «darle la labor académica, de investigación y científica que necesita si se quiere llamar Jardín Botánico». También para relanzarlo y que se convierta en un centro de referencia en conservación de especies y hábitats vegetales en España y en Europa. «Queremos entrar de pleno en la red mundial de jardines botánicos y que al de Gijón se le conozca por su labor científica«, afirmó tras recordar que es el segundo equipamiento de estas características más visitado de España y que «botánicos de España y Europa que han pasado por él coinciden en que es de lo mejor que hay en nuestro país».

En lo que respecta al organigrama científico, Jiménez explicó que el próximo 1 de mayo está prevista la incorporación de un doctor en Botánica en el puesto de conservador. El equipo se completará con estudiantes de grado o máster que puedan realizar sus prácticas en el equipamiento de Cabueñes y con colaboradores de las áreas de forestales y botánica de la Universidad de Oviedo que realizarán tareas de asesoramiento.

El programa científico 2020-2021 traza tres líneas principales de investigación. La primera consiste en realizar un seguimiento fenológico de la colección del Jardín Botánico Atlántico para estudiar las repercusiones del cambio climático sobre su colección, compuesta por «entre dos mil y tres mil especies» vegetales. Lo llevaría a cabo integrándose en un proyecto mundial (la red PhenObs). Sería el primer jardín español en sumarse a esa red.

Una segunda línea de trabajo es la que implica estudiar la evolución del cambio climático en el Parque Nacional de los Picos de Europa. De esta forma se quiere identificar las especies más sensibles «que luego vamos a conservar en las colecciones del jardín, tanto plantas como semillas».

La tercera comparte objetivo pero con un alcance mayor. Se trata de comprender el papel biológico que juega el entorno cantábrico en el marco de los distintos biomas, estudiando las especies que caracterizan al bioma atlántico norte y que lo hacen diferente al de otros lugares del mundo e identificando «las que debemos usar para representar los distintos biomas en el Jardín Botánico».

Hay más proyectos. Como el de actualizar las bases de datos del banco de germoplasma, de las colecciones vivas y del herbario que «queremos poner en valor porque es uno de los más importantes de la península». En este sentido, la intención es realizar un seguimiento en tiempo real de la diversidad vegetal representada en el jardín, identificando las especies amenazadas o protegidas.

La vuelta 'a casa'

Borja Jiménez fue designado director científico del Jardín Botánico Atlántico el pasado mes de enero, pero conoce bien el terreno que pisa. «Lo conoce y lo quiere», aseguró el edil de Medio Ambiente, Aurelio Martín. No en vano, participó en la elaboración del plan botánico durante los dos años que estuvo como becario en el equipamiento gijonés, en el que también realizó su tesis doctoral entre 2004 y 2008. Por eso cuando, tras volver a la universidad, le ofrecieron la posibilidad de asumir el cargo «no me lo pensé, porque sé que el Jardín Botánico tiene potencial».

El hecho de que el equipamiento haya pasado un año sin director científico «no creo que haya afectado negativamente a las colecciones», aseguró, pero sí ha ralentizado la actividad científica, que durante todos esos meses ha permanecido «en estado catatónico». Ahora, la previsión es que «las cosas mejoren más rápido de lo que empeoraron». Para Martín, con el nuevo equipo científico y la salida del Botánico de la estructura de Divertia, «se abre una nueva etapa» en la que el jardín «será un tema prioritario porque es una de las joyas medioambientales de Asturias y, si me apuran, del norte de España».

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