Los Jardines de la Reina recuperan su mascarón

El Muelle recuperará el próximo miércoles 1 de julio el mascarón de proa que antaño fue el palacete de Urquijo para la zona. El histórico edificio, completamente rehabilitado con una inversión de dos millones de euros, iniciará una nueva etapa como centro de trabajo flexible de la mano de Spaces, firma de la multinacional británica IWG. Y lo hará con aproximadamente una cuarta parte de sus 48 oficinas ocupadas, dato que supera las previsiones del grupo para el arranque del proyecto.

El objetivo es que a la vuelta de un año estén trabajando en las cuatro plantas del inmueble 300 personas en un entorno laboral que fomenta las sinergias empresariales, pero también la creatividad y el intercambio de proyectos e ideas. Spaces cuenta con el apoyo y asesoramiento del Principado (Idepa) y Ayuntamiento (Impulsa) para canalizar la demanda existente en la ciudad.

Entre los primeros clientes se conjugan perfiles muy diversos. Desde despachos de abogados e ingenierías, pasando por pequeños emprendedores del mundo digital y tecnológico, y siguiendo por profesionales que trabajan para multinacionales en remoto. La duración de los contratos de alquiler es absolutamente flexible y puede ser desde horas hasta años. El precio varía según la ubicación elegida.

Otro de los alicientes son los 400 metros cuadrados de uso común para los usuarios que incluyen azotea para eventos corporativos, club de negocios y tres salas de reuniones, y el servicio hostelero de Camelia, con el chef estrella Ricardo Sotres al frente.

Philippe Jiménez, director general del Grupo IWG en España, Jiménez destaca que su nuevo centro de Gijón «está en un edificio que es una maravilla, en un sitio espectacular que se vende solo». También resalta «el diseño disruptivo» de los espacios interiores, el ahorro de costes que supone tener las oficinas completamente equipadas para empezar a trabajar y la identificación de su propuesta con la cultura 'millenial'. «Jóvenes que no quieren trabajar como robots, sino con robots, ni pasarse horas en el coche para acudir a un trabajo entre cuatro paredes y que disocian muy bien entre vida profesional y personal». apunta.